Sociedad

El camino secreto de un cadáver llamado Eva

Jorge Fernández Díaz dio inicio a Pensándolo bien leyendo un artículo de Marcelo Larraquy que narra la escalofriante y macabra historia del cadáver de Eva Duarte de Perón.

El 14 de octubre de 1955, casi un mes después del golpe militar, Juana Ibarguren de Duarte pidió al general Eduardo Lonardi, a cargo de la Presidencia de facto, la posesión del cadáver de su hija. Lo hizo a través de una nota en la embajada de Ecuador.

El médico español Pedro Ara Sarriá la embalsamó tras su muerte, el 26 de julio de 1952. Había trabajado cuarenta meses sobre su cuerpo en un laboratorio montado en la sede de la CGT. Le había quitado el rictus de dolor en su rostro originado por el cáncer. El cadáver parecía una escultura de cera. Evita era su obra.

En su apurada huida a la cañonera que lo trasladó a Paraguay, el día del golpe de Estado que lo derrocó, Juan Domingo Perón había dejado el féretro del segundo piso de la sede sindical.

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El cadáver de Eva formó parte de la batalla política.

La Revolución Libertadora, que había derribado sus monumentos, que había saqueado y quemado sus imágenes de los organismos públicos, que prohibió por decreto oficial mencionarla en público, no sabía qué hacer con ese cuerpo embalsamado.

Los generales, pero sobre todo los almirantes, querían provocar en el pueblo peronista una amnesia colectiva para que su memoria, sus realizaciones, quedaran en el olvido.

El cadáver de Eva Perón se transformó en un enemigo de las Fuerzas Armadas desde que asumieron el poder.

Durante más de un año, no supieron qué hacer con ese cuerpo, dónde ponerlo, cómo tratarlo.

Temían que si la enterraban en un espacio de acceso público, su veneración, su poder simbólico, se convirtiera en foco de la resistencia peronista contra el régimen militar.

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El general Pedro Aramburu, que sucedió a Lonardi, prometió a la familia Duarte que Eva tendría una “sepultura cristiana”.

De inmediato convocó al doctor Pedro Ara para que certificara que el cadáver era el de Eva. Ara, que jamás tuvo dudas, le tomó radiografías que aseguró su identidad. Era ella.

Ocho días después de la promesa de “sepultura cristiana”, Aramburu decidió la operación de ocultamiento: el secuestro.

El 22 de noviembre de 1955, el jefe de la inteligencia militar (SIE) Carlos Moori Koenig ingresó con un grupo de oficiales a la CGT, le quitó un rosario enlazado entre sus manos, tapó el ataúd y lo retiró en un camión.

Fue una operación militar, secreta.

A partir de entonces el cadáver se convirtió en una pesadilla para sus captores. La inteligencia militar creía que comandos peronistas clandestinos, artífices de la resistencia, vigilaban los alrededores del edificio de la CGT y habían perseguido al camión.

El camión deambuló durante horas sin destino, con la custodia de los hombres de inteligencia. Lo estacionaron y luego lo desplazaron en forma continua. Hasta que finalmente el cuerpo fue trasladado a una casa del Servicio de Inteligencia del Ejército en el barrio de Belgrano.

Cuando aparecieron velas al pie de los árboles y también en los balcones, los agentes supusieron que los comandos clandestinos la habían localizado y preparaban una operación armada de rescate.

El cadáver tuvo distintos traslados en sedes de inteligencia. Moori Koening quiso llevarlo a su casa, pero su mujer se lo impidió. Entonces el mayor Eduardo Arandía, su asistente, propuso trasladarla altillo de su casa. Una madrugada supuso que alguien entraba en el escondite y mató de dos tiros a su esposa embarazada, que regresaba del baño en la oscuridad.

El cadáver los estaba enloqueciendo.

Después Moori Koenig la guardó en un armario junto a su despacho en Viamonte 1816, la sede del SIE. Pero fue separado de su cargo cuando se supo que manoseaba el cuerpo.

Evita permaneció oculto en el SIE más de un año. No sabían qué hacer con ella. Ara les había asegurado que lo único que podría destruir su obra era el fuego. La Marina, entonces, propuso cremarla, o lanzarla al fondo del mar, con la cobertura de un bloque de cemento. Terminar con sus restos para siempre.

El Ejército, en cambio, era proclive a una sepultura cristiana, pero fuera del país. Una sepultura que evitara que el reclamo por su cuerpo se convirtiera en una bandera de lucha política del peronismo.

Para entonces, el gobierno militar ya había convocado a elecciones para el año 1958, con la proscripción del peronismo. Tras una consulta con Francisco Manrique, jefe de la Casa Militar de la Presidencia, el general Aramburu tomó el control del destino del cadáver y decidió enterrarla en el exterior.

Lo ayudó la Santa Sede.

En enero de 1957, el nuevo jefe de la inteligencia militar, el coronel Héctor Cabanillas, inició el “Operación Traslado”. Un sacerdote de la Compañía San Pablo, Francisco Rotger, con vinculaciones castrenses y relación personal con el papa Pío XII, los orientó para introducirse en el mundo del Vaticano.

La Iglesia les sugirió que debían presentar el caso como un “gesto humanitario de preservación” del cuerpo. Un gesto que buscaba de una “finalidad ética, moral”, para que el cadáver tomara distancia de la posibilidad de una profanación o fuera víctima de las pasiones políticas.

Un oficial de inteligencia, el teniente coronel Gustavo Adolfo Ortiz, viajó a Roma y contactó al superior de la Compañía San Pablo, el padre Giovanni Penco. Comenzaron a obrar los oficios secretos. Al Superior de la Compañía se le ocurrió que Evita debía ser transportada bajo la identidad de una ciudadana italiana fallecida, que tenía la voluntad póstuma de ser enterrada en Italia.

Se le ocurrió también el nombre: “María Maggi de Magistris”.

Entonces contrataron en el cementerio Maggiore de Milán una sepultura por 30 años y anticiparon a las autoridades la llegada del cadáver.

La inteligencia militar argentina se ocupó de inventarle una vida: “Maggi de Magistris” había nacido en Dálmine, provincia de Bérgamo, Italia, en 1910 y había fallecido en 1951 en San Vicente, cementerio en el que estaba enterrada. Todo esto era falso.

Pero los agentes de inteligencia falsificaron la documentación para volverlo real, o verosímil, a los ojos de los procedimientos burocráticos.

Consiguieron un permiso de inhumación del registro civil de San Vicente, hicieron gestiones consulares, solicitaron el visado, y presentaron la documentación en una funeraria.

La contrataron para que se ocupara del servicio de traslado ultramar.

Con la documentación prolijamente ordenada de “De Magistris”, el cadáver de Evita fue retirado del SIE y entregado al cuidado de la funeraria en el centro de Buenos Aires.

El mismo padre Rotger supervisó el operativo, junto a un grupo de inteligencia que realizaba guardia sobre cada movimiento del cadáver de Evita.

El 23 de abril de 1957, el cuerpo partió desde la bodega del barco “Conte Biancamano”. Su destino: Génova.

Un oficial del SIE, Manuel Sorolla, acompañó los restos bajo el nombre falso de “Carlo Maggi”, supuesto hermano de la difunta.

El otro oficial era el coronel Hamilton Alberto Díaz, presentado como “Giorgio Magistris”, el viudo. En el puerto los esperaba el coronel Cabanillas. Giuseppina Airoldi, laica de la Compañía de San Pablo, se ocupó de realizar los trámites de inhumación en Milán.

El operativo fue exitoso.

El cadáver de Evita fue enterrada el 14 de mayo de 1957 en la sepultura 41 del sector 86 del cementerio Maggiore, en el barrio Mussoco de Milán.

Durante 14 años Airoldi llevaría flores y rezaría frente a la tumba de “María Maggi de Magistris”.

El coronel Cabanillas, jefe del SIE, guardó la documentación confidencial en una caja de seguridad en Uruguay.

En la Argentina, el cadáver de Evita era un enigma. Los sucesivos gobiernos no tuvieron información sobre su destino.

Un artículo de la revista Panorama de enero de 1966 informaba que la inteligencia militar había enviado tres ataúdes para enterrarla en Europa (Bélgica, Alemania e Italia). En uno de ellos estaba el cuerpo de Evita.

El peronismo no la había olvidado. El cadáver de Eva seguía generando ritos, veneraciones, y el reclamo de su paradero. En la Plata, un rumor popular indicaba que había sido enterrada en la iglesia San Francisco, la misma iglesia en la que Eva se había casado con Perón en 1945.

En mayo de 1970, cuando Montoneros secuestró al general Aramburu, y lo trasladó a Timote, lo interrogaron sobre el cadáver. Aramburu respondió que Eva tenía sepultura cristiana, y estaba protegida por el Vaticano, pero no dio precisiones.

Montoneros realizó acciones de inteligencia en Europa para recuperar el cuerpo. Tenía la voluntad de entregárselo a Perón. El rescate de Evita significaría la recuperación de su mensaje y la apropiación de su legado.

La inteligencia militar sospechaba también que el jefe de la CGT, José Rucci, trabajaba sobre la misma pista que Montoneros: había viajado dos veces a Milán en busca de información sobre Eva.

Cuando Lanusse, presidente de facto desde marzo de 1971, decidió la restitución del cuerpo de Eva a Perón, en el marco de una negociación política, toda la maquinaria de inteligencia invirtió el procedimiento para la exhumación.

El padre Rotger anticipó la novedad al nuevo superior de la Compañía San Pablo, padre Giulio Madurini (Penco había muerto en 1965), y dos oficiales de inteligencia lo visitaron a fines de agosto de 1971 durante un retiro espiritual.

Los agentes eran Cabanillas y Sorolla.

Con la documentación de “María Maggi de Magistris”, “Carlos Maggi” (Sorolla) contrató un servicio fúnebre en Milán para el traslado del cadáver a España.

Les tomaría dos días llegar a Madrid para consumar la cesión al general exiliado.

El viaje también fue accidentado.

El chofer italiano Roberto Germano condujo el féretro engañado por la inteligencia argentina. Germano creía que trasladaba el cuerpo de María de Magistris. Cuando el coche estaba cerca de Madrid, lo apartaron del volante, y se dirigieron a la casa de Perón. Varios autos vigilaban el traslado.

El 3 de septiembre de 1971, a las 20.50, ingresaron a Puerta de Hierro.

En la residencia estaba Jorge Rojas Silveyra, embajador argentino en Madrid y quien mantenía la negociación con Perón, para efectivizar la entrega del cuerpo, que había sido ocultado por casi 16 años.

Perón había convocado al doctor Pedro Ara, quien la había embalsamado, para confirmar, otra vez, que se trataba de ella. También estaba el padre Elías Gómez, confesor de Perón, para asistirlo espiritualmente. Luego arribaron a Puerta de Hierro las hermanas de Evita, Blanca y Herminda. El secretario de Perón, José López Rega y el entonces delegado político Jorge Paladino, además del personal doméstico, fueron testigos del hecho.

López Rega no quería que se firmara el acta de devolución hasta que no se corroborara la autenticidad del cadáver.

Perón se cortó cuando intentó abrir el féretro. Las manos comenzaron a sangrarle.

Eva estaba dentro de una caja de zinc, en el interior de una caja de madera.

Perón la vio pálida, amarilla. Parecía que la hubiesen quemado.

Ara advirtió que había un aplastamiento en la nariz provocado por la presión del cristal de la tapa, además de dos ligeras marcas en la frente, del lado derecho, por la misma razón. Las mejillas, los labios, el mentón conservaban la misma forma. La túnica mortaja era más corta. Ahora se podían ver los pies. Pero las puntas de los dedos estaban maltratados a causa de roces o presiones. Los brazos mantenían la misma postura, como lo había dejado en 1955. Pero en la parte superior habían quedado huellas de los choques del cuerpo con los costados de la caja.

Isabel, con las hermanas de Eva, le cambiaron la ropa. Le pusieron un vestido nuevo y la colocarla en una mesa del primer piso de la residencia, cubierta con una sábana blanca.

Victoria y Rosario, dos de las empleadas domésticas, le llevaban flores frescas cada mañana.

Los primeros días Perón pasaba muchas horas junto a ella.

López Rega también. Le insistía a Isabel que la presencia del cadáver en la casa la ayudaría a afirmar su personalidad, y podría valerse por sí sola cuando el General no estuviera. Ésa era la misión que se había impuesto desde que la había conocido en 1965: que Isabel tuviera una personalidad avasalladora, como la de Evita.

El cadáver permaneció desde ese 3 de septiembre hasta que se decidió trasladarla a Buenos Aires.

El 17 de noviembre de 1974, después de la muerte de Perón, en un operativo secreto coordinado por López Rega, que sorprendió a los sindicalistas, el cadáver de Evita llegó a la base de Morón y luego, en un avión militar, aterrizó en Aeroparque. La custodia del entonces ministro de Bienestar Social, miembros de la Triple A, con ametralladoras a la vista, rodeó el auto fúnebre que trasladaba el cuerpo de Eva para dar seguridad al traslado.

Una multitud saludaba el paso del auto.

El cadáver fue colocado en una pequeña cripta en la residencia de Olivos, junto al de Perón.

Habían pasado 19 años de su secuestro del segundo piso de la CGT. Después, apenas usurpara el poder, en octubre de 1976 el general Jorge Rafale Videla ordenó que se la llevaran.

Eva fue trasladada al cementerio de la Recoleta, donde hoy descansan sus restos.

Medidas de seguridad para circular de manera segura por calles y rutas

Verificar el auto, cumplir los límites de velocidad, alcohol cero, usar el cinturón y el casco.

El gobierno de la provincia del Neuquén, a través del ministerio de Salud, considera importante que la comunidad comprenda que las medidas de seguridad al conducir se deben respetar durante todo el año para evitar eventos de diversas magnitudes.

Algunos consejos para llegar seguro, y  disfrutar de todo el viaje, desde que se planifica hasta que se llega a destino, son: verificar el auto, cumplir los límites de velocidad, alcohol cero, usar el cinturón y el casco son algunas de ellas.

Recomendaciones

Las principales medidas de seguridad para evitar lesiones y viajar seguro son:

  • Verificar el estado de su vehículo periódicamente. Ver el estado y presión de los neumáticos, frenos, y limpiaparabrisas.
  • Usar siempre el cinturón de seguridad, tanto el conductor como el pasajero.
  • Los menores de 12 años deben ir sentados con cinturón en el asiento de atrás.
  • Los niños menores de cuatro años deben ubicarse atrás en las sillitas.
  • Se debe evitar el consumo de bebidas alcohólicas antes y mientras se conduce.
  • No usar el celular mientras se maneja y otros elementos de distracción.
  • Transitar a una velocidad adecuada, respetando las señalizaciones.
  • Mantener las luces bajas encendidas durante todo el día.
  • Evitar maniobras bruscas.
  • Siempre es preferible viajar de día disfrutando del paisaje.
  • Si viaja de noche sea precavido.
  • No olvidar ningún tipo de documentación del rodado, personal y de los suyos.
  • Disminuir la velocidad en caminos de ripio para evitar patinar.
  • Cuidarse de los animales que a veces se cruzan o se sitúan en las rutas.
  • Llevar matafuego, críquet, llave (para los neumáticos), baliza, botiquín, linterna y auxilio.
  • Llevar una llave de repuesto del vehículo y una botella plástica con agua.
  • Si viaja con mascotas recordar que deben ir sujetas para su propia protección y para evitar distracciones.
  • Si viaja en moto o bicicleta usar cascos y protecciones correspondientes.
  • Ante un incidente vial o emergencia médica, comunicarse al número 107 o acercarse al centro asistencial más cercano. Otros números útiles son: Bomberos 100; Policía 101; Defensa Civil 105; Prefectura Naval 106; Seguridad Vial (0299) 449-5800; y Dirección Provincial de Vialidad 0810-333-7882 (Ruta).

Además, es muy importante llevar la documentación necesaria para circular:

  • Licencia de conducir vigente y habilitante para el tipo de vehículo.
  • Documento Nacional de Identidad.
  • Cédula de Identificación de Vehículos (conocida como Cédula Azul o Verde).
  • Oblea y Certificado de la Revisión Técnica Obligatoria (según legislación donde se encuentra radicado el vehículo).
  • Comprobante vigente de la póliza de seguro obligatoria.
  • Ambas chapas patentes colocadas visibles, sin alteraciones, en buen estado y en lugar correspondiente.
  • Comprobante de pago del impuesto a la radicación del vehículo (patente).
  • Comprobante y oblea vigente para el caso de vehículos que posean GNC.

Aquellos interesados en acceder a información sobre destinos turísticos, actividades para realizar, condiciones del clima, ocupación hotelera, entre otros, pueden visitar la página web de turismo http://neuquentur.gob.ar/es/ ; y para consultar el estado de las rutas navegar la web de la Dirección Provincial de Vialidad http://www.dpvneuquen.gov.ar/

El ‘teléfono rojo’ entre la Casa Blanca y el Kremlin cumple 55 años

MOSCÚ (Sputnik) — La vía de comunicación directa entre Estados Unidos y la Unión Soviética empezó a operar el 30 de agosto de 1963 tras concluir la crisis de los misiles en Cuba que puso al mundo al borde de una Tercera Guerra Mundial.

La línea directa, bautizada por los periodistas de aquella época como el 'teléfono rojo', fue en realidad un teletipo por el que se enviaban todos los mensajes cifrados y por escrito para evitar malentendidos.

La iniciativa partió de Estados Unidos después de que sus agencias tardaran 12 horas en traducir y encriptar un mensaje del líder soviético Nikita Jruschov para solucionar la crisis de los misiles.

El acuerdo para establecer esa vía directa para agilizar la comunicación fue sellado el 20 de junio de 1963.

El cable del teletipo recorría Washington, Londres, Copenhague, Estocolmo, Helsinki y Moscú.

El primer texto de prueba fue enviado desde Washington y decía 'The quick brown fox jumped over the lazy dog's back 1234567890' (Un zorro rápido y pardo saltó sobre el lomo de un perro holgazán 1234567890), un pangrama clásico que usa todas las letras y los números del alfabeto latino y es utilizado por los que practican mecanografía.

Oficialmente la línea directa fue empleada por los estadounidenses en noviembre de 1963 tras el asesinato del presidente John Kennedy.

La URSS usó esta vía el 5 de junio de 1967 cuando empezó la Guerra de Seis Días entre Israel y los países árabes.

El mandatario estadounidense Richard Nixon volvió a utilizarla en diciembre de 1971 al estallar la guerra entre Pakistán y la India.

La vía de comunicación directa también fue usada en 1979 cuando las tropas soviéticas entraron en Afganistán.

El 'teléfono rojo' se utilizó en 2003 para condenar la invasión estadounidense a Irak.

En 1985 el teletipo se cambió por un fax y desde 1991 se empezó a utilizar un teléfono físico.

Actualmente, los Gobiernos de los dos países emplean avanzados equipos de fabricación rusa para su comunicación directa.

Los sistemas fueron desarrollados por la compañía Avtomátika, líder del sector de la seguridad informática y del cifrado de las comunicaciones.

El 'teléfono rojo' se convirtió en un símbolo de la guerra fría y fue resultado del primer acuerdo entre las dos superpotencias para evitar una guerra nuclear. 

Fuente mundo.sputniknews

25 de agosto: Día del Peluquero

¿Porqué se celebra esta fecha como el Día del Peluquero? bien lejos, mucho años atrás, incluso siglos tenemos que remontarnos para encontrar el motivo, Resultado de imagen para rey Luis IXsituarnos en Francia, durante el mandato del rey Luis IX, quien sería santificado un 25 de Agosto, y sería este rey quien designaría a su peluquero como hombre libre y elevando su jerarquía social, que por esas épocas se separaba en rangos muy marcados, donde a partir de ahora sería igual que los nobles caballeros, dejando de lado su estatus de hasta entonces plebeyo como el resto de los peluqueros

 

 


Historia de la peluquería
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Edad Antigua

Egipto

Cleopatra, modelo del ideal femenino egipcio y de la La referencia más antigua que se tiene sobre la existencia de cuidados cosméticos en el pelo nos remite a Egipto, donde se empezaron a realizar los cambios más significativos en cuanto a la cosmética capilar.
En esa nación tan grandiosa culturalmente, el pueblo -como ocurría en muchos otros- se pelaba la cabeza, aunque no así los sacerdotes y los miembros de la elite gobernante, que se dedicaba a cuidar su cabello jugando con diferentes peinados y tonalidades. Las pelucas también tuvieron su auge, y predominaban las tradicionales de pelo lacio, con flequillo, cortado muy parejo en un largo que llegaba a los hombros.
Pero otro gran aporte de los egipcios fue en cuanto a la coloración, ya que descubrieron la utilidad de la henna, que les permitió obtener colores rojizos y caobas.

Grecia

A las mujeres griegas les encantaba arreglarse el pelo.El maravilloso desarrollo griego -que hasta el presente nos resulta asombroso- también abarcó el cuidado personal. Los griegos hicieron del culto a la belleza algo fundamental: así cultivaban su cuerpo en búsqueda de un ideal físico, y también su rostro y pelo.
Los peinados tenían muchos detalles, de los que tenemos referencia gracias a las estatuas, que nos muestran mechones cortos que rodeaban la frente, o melenas largas recogidas y mucho, pero mucho, movimiento expresado a través de la ondulación del pelo (en esto, los griegos se diferenciaron bastante de los egipcios).
Por primera vez, aparecen las escuelas de peluquería. Sin embargo, eran los esclavos los encargados de mantener lo más hermosamente posible esas cabezas, tan pensantes como coquetas.

 

 

Roma

La tierra de Rómulo y Remo fue heredera directa de los gustos griegos. Así fue que también adopó el concepto de la belleza física y, por ende, la preocupació por ver cómo lucían sus cabellos.
Un impacto para las mujeres romanas ocurrió cuando vieron a las cautivas que trajo Julio César de las Galias, quienes lucían unos hermosos cabellos rubios, a los que quisieron imitar. A partir de allí, se realizaron muchas pruebas para aclarar el tono del pelo, predominando el compuesto de sebo de cabra y ceniza de haya, pese a que no resultaba demasiado saludable para el castigado cabello.
Los peinados fueron variando, y esto es natural teniendo en cuenta la larga duración del imperio romando y la influencia que fue recibiendo al contacto con los diferentes pueblos que iba conquistando. De todas maneras, se pueden agrupar los más habituales como el cabello rodeando la cabeza, la melena con rulos y el cabello recogido y trenzado.
Ya en esta época, se practicaba la peluquería en forma permanente, surgiendo especialidades según qué se realizara: peinado, color, postizos, etc.

Edad Media

(del siglo V al siglo XV)
Edad MediaEsta época nace cuando finaliza la larga dominación de Roma sobre el mundo. La invasión de los bárbaros termina con ese imperio que había dominado durante varios siglos e impuesto su cultura a gran parte del mundo occidental y, al mismo tiempo, el Cristianismo comienza a imponerse en los diferentes estados, triunfando la austeridad por sobre los afeites y la coquetería en sí.
Poco avanzó durante la Edad Media lo que sería, luego, la poderosa industria de la belleza. Como la actitud era muy recatada (es la época de los cinturos de castidad, de las Cruzadas y los caballeros), las mujeres se limitaban a usar sus cabellos con una sencilla raya al medio, y con trenzas -muchas veces postizas- que rodeaban sus cabezas. No se buscaba demasiado el cambio en el color del pelo porque no era muy bien visto. Además, existía la costumbre de usar túnicas que cubrieran totalmente la cabeza, lo que también impidió un desarrollo considerable de la peluquería en esa época.

Renacimiento

(del siglo XV hasta el siglo XVIII)
Como su nombre lo indica, en este período renacen ciertas costumbres de la Edad Antigua, y con ella ciertos gustos que eran muy afines a los griegos y a los romanos, como era el culto a la belleza y el arreglo personal.
A diferencia de la Edad Media, en el Renacimiento las cabelleras femeninas comienzan a ser el centro de la creatividad de los peluqueros que "juegan" con ella con peinados mucho más sofisticados y numerosos accesorios: redecillas, coronas, trenzas postizas, joyas entrelazadas. También, la cosmética facial toma un impulso importante, y son numerosas las cremas y los ungüentos, muchos de los cuales son traídos de países lejanos.
Por primera vez, se puede hablar de una moda bastante extendida por Europa, y que es impuesta por las venecianas: el gusto por el pelo rojo, se extiende sorprendentemente fuera de Italia. Para conseguir ese tono se realizaban mezclas de sulfuro negro, miel y alumbre. Luego, los cabellos eran expuestos al sol para que actuara la mezcla sobre los mismos.
Pero no sólo se limitaron a este color. La mujer ya podía elegir, según sus gustos, entre otras tonalidades: el rubio ceniza, el "hilo de oro" (uno de los más codiciados), y el azafrán.

Siglos XVII y XVIII

París es la ciudad que se convierte en el centro de todas los gustos y estilos de belleza que se imponen en el resto del mundo. Las exigencias de los hombres y mujeres franceses son tan grandes con sus peinados que es en esta época cuando el arte de la peluquería adquiere un gran impulso.
Se imponen las famosas pelucas blancas, que iban acompañadas de accesorios complicadísimos que incluían hasta maquetas, difíciles de transportar a la hora de trasladarse de un lugar a otro. Con una mezcla de talco y almidón, estas pelucas se empolvaban para que lucieran lo más blancas posibles, y para enrularlas, los peluqueros entrollaban sus mechas en cilindros que calentaban en hornos de panadería. Así nace la permanente en caliente. Este método no se podia utilizar en el cabello natural, que quedaba oculto bajo esos postizos inseparales.

Siglo XIX

Es un siglo fundamental en la evolución de la civilización de Occidente. En 1789 se produce la Revolución Francesa, por lo que este período posterior a ese gran acontecimiento, estará regido por su filosofía, que destacaba la sencillez, en contraposición a las costumbres nobles que despreciaban los revolucionarios.
Así es que la larga tradición de las pelucas es dejada completamente de lado, empezando todos a lucir su pelo natural. Pero surge algo que conmocionará, también, a la peluquería y es el agua oxigenada (1867), mucho menos agresiva de lo que se venía usando desde los antiguos griegos.
Los peluqueros incrementan las visitas a domiclio, como forma de trabajo.

Siglo XX

Es un siglo que podríamos clasificar como muy cambiante, pero que está unido por algo: el nacimiento definitivo de la moda. Cada década tendrá su estilo; el culto a la imagen -acompañada por el nacimiento de los medios de comunicación masivos- se impondrá en todo orden. Se tratará de identificarse con ideales femeninos o masculinos que se verán en las grandes pantallas o en la televisión, y en las revistas del espectáculo.
Nacen, definitivamente, los salones. En los primeros años, el pelo a lo garçon para la mujer fue una gran característica, y esto se debió a que ella necesitaba estar cómoda, peinarse rápidamente, ya que, gracias a la revolución industrial, la mujer se había incorporado al mercado del trabajo, y no tenía tanto tiempo para el arreglo personal.
Luego, el pelo creció un poco, con ondas hermosas, rulos profundos o cabelleras lacias, para las muejres, según el gusto. En el caso de los hombres ocurre una cosa muy novedosa: después de haber sufrido dos guerras mundiales en las que el estilo militar impuso la forma de cortarse el pelo a la "media americana" (estilo soldado), se encuentra que en los años 60 y 70, con el surgimiento de los Beatles y los hippies, logran liberarse de los cortes rígidos y dejan crecer su cabellera hasta obtener largos antes impensados en ellos.
Ahora, en el inicio del siglo XXI, ya no se habla de moda sino de tendencia, es decir, que se intenta sugerir más que imponer. Y que la gente tiene la libertad de elegir el color, la textura, el largo que más le plazca, ya sea hombre como mujer. Esta forma de pensar y de actuar tiene de positivo que les permite a los peluqueros desplegar toda la creatividad que deseen para elaborar verdaderas obras de arte, siempre pensando en el cliente actual, más exigente que ninguno cliente de otras épocas...