La Batalla de la Vuelta de Obligado enfrentó a las fuerzas nacionales de la Confederación Argentina, lideradas por Juan Manuel de Rosas, contra una coalición de Francia y Gran Bretaña, que intentaban invadir el territorio argentino. La batalla se libró en el río Paraná, donde las fuerzas argentinas, pese a su desventaja tecnológica y militar, resistieron la invasión con una estrategia innovadora, utilizando cadenas de costa a costa para frenar a la escuadra anglo-francesa.
Este conflicto es considerado un símbolo de la lucha por la soberanía nacional frente a las potencias extranjeras que buscaban controlar el comercio en la región. El Día de la Soberanía Nacional fue instituido en 1974, y en 2010 se convirtió en feriado nacional por decreto de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Fue una batalla naval que se llevó a cabo el 20 de noviembre del año 1845. Los hechos se desarrollaron en el río Paraná, hacia su margen derecha y al norte de Buenos Aires. El conflicto fue el enfrentamiento entre la Confederación Argentina y una flota anglo-francesa.
La batalla lleva este particular nombre debido a que se desarrolló justamente en un ángulo donde el cauce del río se vuelve más angosto y gira, llamado Vuelta de Obligado, en la actual localidad de Obligado.
Este trecho del Río Paraná tiene un espacio en forma de “S”, donde los buques invasores debieron disminuir la velocidad. Para complicar más la invasión el bando argentino colocó cadenas de una a orilla hasta la otra. Esto permitió demorar las tropas europeas, haciendo más daños de lo que estos esperaban.
Los beligerantes de la Batalla fueron los siguientes:
La intervención por parte de la escuadra europea se hizo con el pretexto de devolver la paz ante los problemas que habían surgido entre Montevideo y Buenos Aires. Buscaban lograr relaciones comerciales de forma directa con las provincias de Entre Ríos, Santa Fe y Corrientes. Pretendían desconocer la autoridad de Juan M. de Rosas, quien se encargaba de las relaciones exteriores en la Confederación.
Entre los años 1830 a 1840, Reino Unido y Francia mantienen marcadas discrepancias con Juan M. de Rosas por su talante nacionalista y la política económica que buscaba proteger la industria nacional por medio de aranceles elevados. También Rosas intentaba incorporar a la Confederación a Uruguay y Paraguay, lo que chocaba con los intereses económicos de estos países europeos.
Durante todo su gobierno, Rosas enfrenta diversos problemas con estas potencias extranjeras. En ocasiones llegaron a una abierta agresión, lo que incluyó el bloqueo naval en dos oportunidades, por parte de Francia en 1838 y en 1845 el que nos compete en este artículo, comandado por tropas anglo-francesas.
Es importante señalar que en 1845, Uruguay libraba una guerra civil entre dos caudillos: Manuel Oribe y Fructuoso Rivera. El primero acude a Rosas para que le preste apoyo para recuperar su gobierno que le había sido arrebatado por Rivera y que además estaba apoyado por Brasil.
Rosas accede aportando tropas y armamento, con lo que Oribe invade el Uruguay y sitia Montevideo. Esto motivó a Reino Unido y Francia a intervenir en el conflicto, autoproclamándose mediadores del conflicto, pero apoyando el Gobierno de la Defensa.
La Revolución Industrial trajo consigo el desarrollo de los buques a vapor, progreso que experimentaron Reino Unido, Francia y Estados Unidos. Los barcos miliares eran capaces de navegar en los ríos con cargas pesadas y a excelente velocidad.
Esta nueva tecnología permitía tanto a Reino Unido como a Francia evitar las Aduanas que se encontraban en Buenos Aires, al navegar directamente por el estuario de La Plata y comerciar con las ciudades del interior directamente.
El gobierno de Juan M. de Rosas intenta detener esto al declarar los ríos internos de la Confederación no navegables por los países extranjeros, impidiendo además la entrada a los puertos de Paraguay. Reino Unido y Francia no reconocen esta declaración y desafían a Rosas navegando río arriba con su flota conjunta, lo que propicio el escenario para un enfrentamiento.
Se pueden mencionar como causas que derivaron en la Batalla de la Vuelta de Obligado las siguientes:
Las tropas combinadas anglo-francesas navegaban las aguas del río Paraná comenzando el mes de noviembre. La escuadra se conformaba por 11 buques de guerra. Poseían la maquinaria bélica más avanzada de aquella época; eran embarcaciones blindadas y con armas de fuego rápido.
La esquina de la Vuelta de Obligado era el sitio perfecto para la defensa argentina, con sus altas barracas y una curva pronunciada que exigía a las naves a recostarse para poder pasar. En esta parte el ancho del río es de solo 700 metros y la navegación se torna difícil. Rosas estaba consciente de esta estratégica geografía y decidió colocar la principal defensa en este lugar.
El general Lucio N. Mansilla dispuso tres cadenas metálicas gruesas que suspendían sobre 24 botes y que iban de un lado al otro del río, el propósito era evitar el avance de la flota enemiga. La operación quedó a cargo de Aliverti, un inmigrante italiano.
Hacia el costado derecho del río, se había apostado 4 baterías que poseían 30 cañones, la mayoría de bronce, con una división de unos 160 soldados encargados de manipularlos. En las trincheras se encontraban 2.000 hombres liderados por el coronel Ramón Rodríguez, además del único buque de guerra (Republicano) que custodiaba las cadenas que estaban a través del río.
El inicio del combate se dio al amanecer, con la detonación intensa de cañones sobre las baterías de los criollos, que contenían piezas de calibre menor y carga más lenta. Desde que el enfrentamiento comenzó, los argentinos sufrieron numerosas bajas.
Los botes que sostenían las cadenas fueron quemados y Republicano, el único buque de guerra, fue volado por manos de su propio comandante cuando se vio incapaz de resguardarlo por más tiempo.
La batalla, a pesar de la derrota táctica, fue una victoria diplomática para la Confederación Argentina. El alto costo que la operación demandó y la resistencia que el gobierno argentino logró imponer obligan a los extranjeros a reconocer la soberanía argentina sobre los ríos del interior.
El Tratado Arana-Southern en 1847 fue el fin del conflicto con Gran Bretaña, que retira sus tropas en marzo de aquel año. En el caso de Francia, un año después se firma el Tratado Arana-Lepredour.
Ambos tratados asumían que la navegación del río Paraná era un camino interno que pertenecía a la Confederación Argentina. Este tramo estaba sujeto únicamente a las leyes argentinas, al igual que el río Uruguay, compartido con el Estado Oriental.
Por otro lado, el impacto que esta batalla tuvo en el continente fue tal que naciones que se oponían a Rosas, como Chile y Brasil, modificaron su postura y temporalmente se unieron a la causa de la Confederación.
Este también fue el caso de algunos de los lideres unitarios (enemigos del caudillo del Partido Federal, Juan Manuel de Rosas), ejemplo de ellos fue el coronel Martiniano Chilavert quien se ofrece voluntariamente a formar parte de las fuerzas militares de la Confederación.
Ante el incremento de casos de tos convulsa en la región, las autoridades del Ministerio…
Se demoró a un mayor de edad que realizaba, a plena luz del día, movimientos…
Lando Norris escribió su nombre en la historia de la Fórmula 1 al consagrarse campeón…
En Neuquén se reavivó el debate tras la presentación de un proyecto legislativo que busca…
La conformación de los grupos, uno de los momentos más esperados del calendario futbolístico, se…
El Municipio informa a la comunidad que, desde hoy, lunes 1, y hasta el 15…