En sintonía con una clara línea de política de Estado, Michel Temer yJair Bolsonaro, presidentes saliente y entrante de Brasil,acompañaron este viernes a la Marina de Guerra de su país, que botó el primero de los cinco submarinos que tiene en planes de construir.
El Riachuelo, tal el nombre del la nave de 72 metros de longitud y con capacidad para 35 tripulantes es parte de un acuerdo de cooperación con Francia, que contempla el desarrollo de un submarino de propulsión nuclear. Este deja muy lejos del camino a la Argentina, sacudida aún por la desaparición del ARA San Juan hace poco más de un año, con 44 tripulantes a bordo, y sin presupuesto en el horizonte extra para reequipamiento militar.
Y aunque el Gobierno no lo pondrá de manifiesto, Clarín sabe que distintos sectores militares y diplomáticos en Argentina le han hecho saber a los asesores del presidente Mauricio Macri que el plan brasileño los inquieta. Y una de esas preocupaciones es que sectores cívico militares buscan desde hace tiempo afectar la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales, que nació en 1991 junto con el Mercosur y ha sido fundamental para el desarrollo nuclear de uso exclusivamente pacífico verificable y la mutua contención de rivalidades del pasado, que los presidentes Ricardo Alfonsín y José Sarney comenzaron a sanear.
Este diario sabe de altas fuentes diplomáticas que tampoco Washington mostró simpatía por el desarrollo brasileño de este equipamiento militar en el Atlántico de Sudamérica. Es uno de los temas pendientes ahora entre Buenos Aires y Brasilia. Pese a breves aunque positivos diálogos telefónicos que mantuvieron Macri y Bolsonaro, entre el equipo del presidente electo y el gobierno de Cambiemos impera frialdad y distancia. Apenas se conocen. Y Macri aún no definió si va a asistir a la asunción de su futuro colega, el 1° de enero.
“Argentina tiene la capacidad para hacer bien un submarino nuclear”, señaló hace unos meses a la revista DEF el ingeniero nuclear José Converti, del Instituto Balseiro. Curiosamente fue en 2010 que la ex ministra de Defensa Nilda Garré presentó incluso una iniciativa para el desarrollo de UN submarino con propulsión nuclear que diseñaría la empresa estatal Invap.
Pero las fuerzas armadas, y con ellas la Marina, se encuentran en un importante estado de falta de equipamiento y presupuesto, afectadas incluso por denuncias ante la justicia desde tiempos del kirchnerismo. El golpe se sintió más fuerte con la tragedia del ARA San Juan. Hoy quedan sólo dos naves, cuando el país fue líder en este desarrollo.
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