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Un pescador neuquino, denunció una práctica preocupante en el embalse Alicurá, sobre el Río Limay, donde detectó el uso de bombas de estruendo cerca de un criadero de truchas. El hecho ocurrió el pasado fin de semana, cuando Marcelo Domínguez, volvió a pescar junto a su grupo tras varios meses de inactividad.

“Estábamos tirando y de repente sentimos como escopetazos”, relató en diálogo con LU5. Las explosiones, según describió, se repetían cada 20 minutos en grupos de cuatro o cinco. Al acercarse al sector concesionado —ubicado en el kilómetro 1573— confirmaron que los estruendos provenían de las jaulas de cría.

Según el pescador, los dispositivos habrían sido colocados para ahuyentar aves acuáticas que se alimentan del pienso destinado a las truchas. Sin embargo, advirtió que esta práctica afecta a toda la fauna del lugar: “Hay zorros, jabalís, ciervos… muchos animales. Y sé que está prohibido”.

Domínguez intentó comunicarse con autoridades de Fauna y del Gobierno provincial, pero no obtuvo respuestas concretas. También consultó al INTA sobre la legalidad de estos dispositivos, sin éxito. “No saben nada”, lamentó.

🧭 Impacto en la comunidad

El pescador remarcó que el uso de bombas no solo perturba la fauna silvestre, sino también a las familias que frecuentan el embalse. “Una familia con un bebé se tuvo que ir porque el nene lloraba del miedo. Una señora no podía soltar a su perrito porque estaba asustado”, recordó.

Además, subrayó que su grupo no practica pesca ilegal y que cada año abonan sus permisos correspondientes. “Nunca habíamos escuchado este tipo de detonaciones”, afirmó.