En la inmersión más profunda jamás registrada, el explorador estadounidense Víctor Vescovo descubrió nuevas criaturas marinas, así como residuos plásticos. (Reuters).
Cuando el submarino de Víctor Vescovo chocó contra el suelo de la Fosa de las Marianas, el sedimento se arremolinó.
“En el fondo”, dijo el hombre de negocios de Texas convertido en un explorador extremo al auricular. “Repito: en el fondo”.
En una sala de control a más de 35,580 pies de altura, el equipo de buceo de Vescovo aplaudía y celebraba. Las felicitaciones eran merecidas: acababa de batir un récord. El estadounidense había descendido la distancia más profunda en el océano antes que cualquier persona. El monte Everest invertido aún estaría a una milla de donde se encontraba su barco.
Vescovo pasó cuatro horas allí, dijo para The Washington Post. La grieta en el Océano Pacífico occidental es uno de los lugares más remotos en la Tierra, donde el sol no brilla y la presión es aplastante. Estaba, literalmente, trazando un nuevo territorio, mapeando la ruta para los futuros investigadores cuando notó algo familiar entre ese terreno que parecía de otro mundo.
Basura.
Algún tipo de residuo de plástico. Los reportes iniciales indicaron que era una bolsa o tal vez un envoltura de caramelos. Pero esas teorías no eran del todo correctas, dicen ahora los funcionarios. Ya sea que se trate de restos flotantes o desechos es secundario. El hallazgo es, en todo caso, la huella de una especia que ha contaminado el planeta como ninguna otra. Un pueblo cuya descomposición les precede.
Vescovo lo vio desde su cubierta de titanio. Estaba contemplando la profundidad del Abismo Challenger, el punto más profundo conocido de la Tierra, en la fosa de la zona Hadal, una región del océano que lleva el nombre del dios de la mitología griega, Hades. Lo que vio fue sublime y sereno.
Criaturas translúcidas ondeaban alrededor de su nave, dijo Vescovo. Estaba sorprendido de lo vivo que estaba su entorno.
“Definitivamente había vida en el fondo del océano”, explicó. “No estaba muerto de ninguna manera… Me sentí muy emocionado, privilegiado de poder verlo, pero también mucha calma porque realmente es un lugar tranquilo silencioso, apacible”.
La expedición identificó al menos a tres nuevas especies de animales marinos, dijeron los científicos de Vescovo, incluyendo una especie de anfípodo y un crustáceo que se asemeja a un camarón. Sin embargo, incluso cuando el equipo descubrió una nueva vida, no pudo escapar de los estragos causados por el hombre que probablemente matarán a muchas más especies más rápido de lo que los humanos puedan descubrirlas.
“Me decepcionó ver la contaminación humana en el punto más profundo del océano”, dijo Vescovo. “Con más de 7 mil millones de personas en la Tierra, los océanos van a sufrir un impacto negativo ocasionado por la humanidad, pero espero que al menos podamos minimizarlo en el futuro”.
Los informes de los hallazgos de Vescovo llevaron a Chelsea Clinton, vicepresidenta de la Fundación Clinton, que aboga por los proyectos de limpieza de los océanos, a plantear un pregunta espantosa en Twitter: “Una inmersión a 7 millas de profundidad en el océano en la Fosa de las Marianas encuentra posibles especies de camarones y una bolsa de plástico. ¿Cuánto tiempo sobrevivirían los primeros si hay más de los segundos?”.
Un informe alarmante e histórico de la ONU publicado este mes ilustró una versión del punto de vista de Clinton: a medida que la población de seres humanos ha aumentado rápidamente, la población de todo lo demás ha disminuido constantemente.
“¿Cuánto tiempo pueden seguir las dos líneas de tendencia en direcciones opuestas?“, se preguntó la autora Elizabeth Kolbert en un ensayo para The New Yorker. “Esta es la pregunta clave planteada por el informe y puede que resulte se la pregunta clave del siglo“.
Un resumen del informe advierte que “la naturaleza está disminuyendo globalmente a un ritmo sin precedentes de la historia de la humanidad y el ritmo de extinción de especies se está acelerando”.
Los casi 150 autores del informe encontraron que las acciones humanas han “alterado gravemente” el 66 por ciento de los ambientes marinos del mundo, amenazando con la extinción a un tercio de todos los mamíferos marinos.
La única pieza de desecho que Vescovo vio no va a matar por sí misma a una especie entera, pero su mera presencia es otro recordatorio del impacto de largo alcance de la humanidad. En un estudio publicado a principios de este año, investigadores británicos analizaron anfípodos —similares a los que Vescovo identificó— capturados en seis de las fosas más profundas del océano, incluida la de las Marianas. Encontraron partículas de plástico en más del 70 por ciento de las criaturas que analizaron y en todos los anfípodos de las Fosa de las Marianas.
Las implicaciones del estudio son sorprendentes: incluso antes de que se descubran algunas de estas especies submarinas, ya están familiarizadas con una de las creaciones más prolíficas del hombre. Antes incluso de entrar en la taxonomía, tienen un recorrido de plástico a través de ellas.
“Ahora podemos decir con confianza que el plástico está en todas partes”, señaló el especialista, Alan Jamieson, para National Geographic.
La base de datos de desechos de aguas profundas, de la Agencia Japonesa para la Ciencia y la Tecnología Marina-Terrestre, permite un examen de cerca de alguno de estos desechos, incluyendo algunas piezas encontradas en buceos en la Fosa de las Marianas. El hallazgo de Vescovo sería la pieza más profunda de esa base de datos.
La expedición de Vescovo fue la tercera vez que un equipo se sumergió en el fondo del Abismo Challenger. Antes de él, el cineasta James Cameron hizo el viaje en 2012. El teniente Don Walsh y el científico Jacques Piccard fueron los primeros en hacerlo en 1960, pero ninguno de los dos equipos se sumergió tanto como Vescovo, quien también se convirtió en la primera persona que repitió la hazaña en un plazo de una semana, pues se sumergió a finales de abril y a inicios de mayo. Los viajes fueron parte de la expedición Five Deeps Expedition, la cual está siendo filmada para el Discovery Channel.
La tecnología submarina ha mejorado tanto, dijo Vescovo, que él ve esto como el comienzo de una edad de oro para la exploración submarina. Su embarcación, fabricada por una empresa llamada Triton, obtuvo recientemente la certificación comercial, lo que significa que pronto podrían fabricarse más.
“Una cosa así nunca había existido antes”, relató Vescovo. “… podemos hacer más de ellas (expediciones), para abrir realmente el 90 por ciento del océano que hasta ahora ha permanecido inexplorado”.
Si eso ocurre, una legión de científicos y aventureros podría seguir a Vescovo a profundidades nunca antes exploradas, todas ellas destinadas a hacer innumerables descubrimientos cruciales. Pero cuando esos submarinos vuelvan a subir hacia las olas y el sedimento se asiente a su paso, dejarán atrás la basura que encontraron allí, el inconfundible rastro de la humanidad.
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