Dos soldados de Holmberg son investigados.
Habrían disparado con un FAL 14 veces, pero sólo se encontraron tres vainas.
La familia del hombre, quien tenía antecedentes penales, sospecha que se modificó el escenario.
Fernando Fabián Cruceño (33) corría desesperado por un campo del batallón de Arsenales 604, en la localidad de Holmberg, en el departamento Río Cuarto. Desde un costado, a larga distancia, lo derribaron con un disparo de un Fusil Automático Ligero (FAL). La munición, de más de siete centímetros, le destrozó el muslo izquierdo.
Ocurrió el lunes. Su familia sólo sabe que a las 16.45 lo trasladaron al hospital de Río Cuarto. Lo amputaron, pero murió por la gran pérdida de sangre, a las 3 de la madrugada del martes.
“Le tiraron como a un perro. A nosotros nos avisó una persona del Batallón, porque tienen un grupo de WhatsApp, que había un chico muerto a la 1 y algo de la tarde. Y que eran las 15.45 cuando lo fueron a retirar. Lo dejaron desangrarse ahí”, dijo, entre llantos, Lorena Ferreyra, pareja y madre de dos hijas de Cruceño, de 6 y 9 años.
Velorio. La viuda de Cruceño planteó que aún existen varios cabos sueltos en torno de la investigación sobre cómo sucedió todo.
La víctima tenía antecedentes. Según sus allegados, “estuvo preso por drogas y había salido de la cárcel en marzo de este año”.
“Estaba con condicional, por eso pensamos que se pudo haber asustado de la Policía porque no tenía los papeles de la moto, pero no lo sabemos. Yo lo vi por última vez al mediodía, y me dijo ‘ya vengo’. No sé si andaba con alguien, no sé nada”, agregó Lorena, acongojada.
La primera versión que surgió en medios locales es que la Policía de la Provincia perseguía a dos presuntos delincuentes “por un hurto” y que dio aviso al Batallón de que habían ingresado al predio militar. La Policía Departamental no dio información.
Fuentes de la investigación confiaron que dos soldados (con un experiencia de cuatro y ocho años, respectivamente) habrían efectuado en total 14 disparos. Sin embargo, en el lugar sólo hallaron tres vainas, lo que genera sospechas en torno a una presunta alteración en la escena del crimen.
La secretaria del Juzgado Federal de Río Cuarto, Lucía Storani, precisó que en su ámbito recién tomaron conocimiento del hecho a las 16.37, cuando ya la persona había sido derivada al hospital.
Aclaró que se investiga “qué hacía ese hombre dentro del Batallón, si era la persona que venía siendo perseguida por la Policía de la Provincia y, por otro lado, si la actuación de los soldados voluntarios se hizo según el protocolo de actuación correspondiente o si hubo algún tipo de exceso”.
Por el momento, no hay personas imputadas.
Fuentes federales indicaron que un cabo de la Policía de la Provincia advirtió a la guardia del Batallón que dos personas que presuntamente habían cometido un hurto podrían haber ingresado al predio. Y que esa información activó un protocolo de seguridad, porque existe “material sensible acopiado en el Batallón”.
Según trascendidos, el hombre habría sido divisado mientras corría en una zona de campo abierto (en la que alguna vez se cosechó maíz) y los soldados le habrían dado la voz de alto y efectuado los disparos desde un sector en el que hay árboles.
El protocolo exigiría que, primero, le den la voz de alto.
Luego deben disparar al aire y, finalmente, pueden producirse disparos en una zona no vital.
El problema es que el disparo de un FAL al hombre le hizo estallar el hueso del fémur, además de afectarle arterias y venas. No se conoce a ciencia cierta cuánto tiempo se demoraron en atenderlo y en trasladarlo al hospital Padua.
La Justicia federal envió policías al lugar y pidió colaboración de Policía Científica de la Provincia y peritos de balística.
Se habría encargado investigar si el hombre estaba bajo los efectos de alguna sustancia.
La autopsia habría confirmado que Cruceño murió por un shock hipovolémico, desangrado por el disparo de un FAL recibido en la pierna. Si bien serían varios los militares de guardia, la Justicia investiga el accionar de los dos que divisaron a Cruceño.
La zona donde se internó el hombre es un maizal cosechado, cercano a la ruta 8. El Batallón de Arsenales 604 José María Rojas tiene 600 hectáreas que están delimitadas, en parte, sólo por alambrados. Con casi 140 años, cuenta con edificaciones abandonadas, como una gran excurtiembre y sectores de polvorines a los que se habría aproximado la víctima.
El único hurto que se habría perpetrado en Holmberg el lunes se produjo en horas del mediodía, en un galpón con herramientas.
“Lo único que queremos es que nos lo entreguen para velarlo, que tengan un poquito de humanidad”, imploraban los parientes de Cruceño, pasadas las 18 en la sala velatoria de Holmberg.
Comentaban que a un hijo de Lorena, la pareja de Cruceño, lo atropellaron hace un año en la misma ruta entre Río Cuarto y Holmberg. “Tenía 21 años, un imprudente lo mató y la Justicia todavía no ha hecho nada”, apuntaron.
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