San Luis: 80 días sin Guadalupe, la policía no da respuesta a la familia y los investigadores no tienen ninguna pista
Las autoridades jamás fueron claras para informarle a la sociedad lo que estaban haciendo para encontrarla.
Pasaron 80 días de su desaparición y la Justicia aún no pudo determinar quienes se la llevaron ni por qué lo hicieron. Todas las hipótesis siguen vigentes como desde las primeras horas de su búsqueda, lo que deja en evidencia que en todo este tiempo, jamás existió ni una pista concreta para descubrir donde está Guadalupe Belén Lucero.
La desesperación de su familia, las marchas de los vecinos para reclamar su aparición y aquellos operativos que nos mostraban una inmensa cantidad de policías buscando a la nena de 5 años en los campos y diques de toda la provincia de San Luis, se transformaron hoy en un profundo silencio de tristeza que no hace más que lograr un hermetismo ideal en la causa para quienes planificaron el hecho y gozan de su impunidad.
La trata de personas, un ajuste narco, la venganza por una deuda de dinero y un ataque sexual de un vecino del barrio son lashipótesisque siempre se manejaron y que todavía no pueden ser descartadas. Sin embargo, ninguna de ellas pudo ser desarrollada en profundidad ante la falta de datos que puedan sostenerlas con seriedad. El norte en la investigación nunca llegó y el paso de tiempo, que en algún momento pudo generar un poco de esperanza, hoy es el peor elemento para entender que estamos muy lejos de saber cuál es el paradero de la nena que fue vista por última vez aquella tarde del 14 de junio en pleno festejo del cumpleaños de su tía Georgina en el barrio 544 viviendas de la ciudad de San Luis.
Es cierto que a esta altura de la investigación surgió un nuevo dato que llama la atención, y tiene que ver con el “fuego cruzado” entre los padres de Guadalupe. Ya no se muestran juntos en la búsqueda de su hija, y Yamila, indirectamente acusa a Eric, el papá de la niña, de ser responsable de la desaparición. Pero en esa acusación no hay ningún elemento para comprender que se trata de una realidad. Él, por su parte, se defiende y se muestra sólido en su relato, como desde el primer día. Tal vez se trata de la propia desesperación por el paso del tiempo y de la intensa pelea en la ex pareja lo que lleva a ambos a estar enfrentados. Mientras, Guadalupe sigue ausente.
Los espectaculares operativos de la Policía, los 423 allanamientos, los 1245 rastrillajes y la inédita cantidad de declaraciones testimoniales solo atravesaron todas las sospechas e hipótesis del caso, pero no lograron dar resultados hasta el momento. Lo único efectivo que tuvieron las autoridades de la provincia fue el hermetismo para brindar información y aclarar los motivos de cada uno de los movimientos policiales.
Nos mostraron los diques, el hermoso paisaje de la ciudad de San Luis y sus alrededores, las herramientas con las cuales cuentan para hacer una búsqueda de esa magnitud y el intenso ritmo con el cual se movieron día a día cada uno de los agentes que trabajaron en los megaoperativos, pero jamás fueron claros para informarle a la sociedad lo que estaban haciendo para hallar a la nena.
Ese mismo hermetismo es el que el gobierno local logró instalar desde hace tiempo en la sociedad puntana, que con el paso de los días, demuestra una frialdad y distancia del caso que solo alimenta la tristeza de la familia y de aquellos que sí están comprometidos con la búsqueda.
Guadalupe sigue desaparecida, ella pueda ser nuestra hija y su familia puede ser la nuestra, por eso debemos seguir recordándola para que su búsqueda no se detenga y algún día, pueda volver a casa. Sus padres están convencidos de que ella aún está viva y la esperanza no solo es lo último que se pierde; es lo único que tienen.