Pochoclero de la Plaza: “No habilitan mi actividad, aunque no es riesgosa; nadie me da una explicación”
Pablo Nazario es pochoclero de la Plaza San Martín desde hace 8 años.
Como el resto de los pochocleros, y de la mayoría de los trabajadores
sanmartinenses, con la cuarentena tuvo que frenar su labor. El pasar de
los meses fue permitiendo que muchas actividades se reactivaran, pero,
aunque un carro de pochoclos al aire libre supone muchos menos riesgos
que otros rubros, no consigue que le permitan recomenzar su trabajo, ni
tampoco le dicen por qué es que no puede.
“Con la cuarentena los pochocleros paramos nuestro trabajo, como todo
el resto de los rubros. Pero, cuando se empezaron a habilitar las
actividades (los comercios, los restaurantes, los gimnasios), me empecé a
mover para que me dieran la habilitación”, cuenta Pablo.
El tema es que la emisión de su permiso pareciera no corresponder a
ningún área: “Cuando fui al municipio me mandaron a bromatología; en
bromatología me dijeron que ellos no habilitaban, que fuera a la muni,
en la muni me mandaron de vuelta a bromatología”. Eventualmente, Pablo
logró que en ese ping pong lo atendiera alguien en el municipio que le
dijo que esperara unos días, que iba a intentar averiguar cómo se podía
gestionar su permiso. Al volver, días más tarde, le comunicaron que no
lo podían habilitar ya que su rubro no está dentro de lo que está
permitido, ni de lo que está prohibido, que no figura en ningún lado.
La economía popular muchas veces queda en esos grises, en ese “ningún
lado” contemplado por la ley, y esta es una de esas veces. Pero su
actividad es bastante menos riesgosa que muchas de las que ya se han
habilitado: “Abrieron restaurantes, locales, gimnasios; yo estoy al aire
libre, y me comprometo a seguir todos los protocolos de seguridad.
Aunque sea necesito que me habiliten para hacer delivery”, plantea
Pablo.
Su actividad supone menos riesgos que muchas de las que ya están
habilitadas; por eso, quizás, su indignación, su impotencia: “Nadie me
da bolilla, voy y vengo de un lado a otro y no tuve respuestas, no me
contestan. Después de todas las idas a bromatología y a la muni, me
dijeron que fuera al Concejo, que entregara una nota, cosa que hice hace
un mes y nunca me respondieron. Hablé con la secretaria de Saloniti,
pero no me devolvió el llamado; también le escribí al intendente por
Facebook y tampoco conseguí que me contestara. Hace 52 días que vengo
moviéndome por este tema y nadie me da una respuesta”.
Pablo tiene un hijo y dos hijas, y hace 8 años que su oficio es el de
ser pochoclero. La urgencia de volver a generar dinero lo preocupa:
“Tengo mercadería que dentro de unos meses se me vence, y que sería
plata perdida. Estamos en invierno y no voy a tener mucha actividad,
pero al menos para vender un poco en los días lindos, en los que la
gente sale a caminar: necesito empezar a trabajar, hace 3 meses que
estoy parado”.
Fotos: Leo Casanova-RSM.