Las incógnitas que rodean a un Alberto Fernández que resiste una dura embestida interna

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En su entorno calificaron de “traición” la movida de las renuncias en cadena. ¿Por qué prefiere esperar? El rol de Massa y el “excesivo” operativo presión de los K.

Alberto Fernández se plantó ante Cristina Kirchner y se desató una crisis de gabinete que roza una crisis institucional y de gobernabilidad. La incertidumbre por la crisis política desatada el miércoles sigue abierta.

Este jueves será un día de definiciones, dijeron a A24.com fuentes de la Casa Rosada. Esas fuentes admitían la sorpresa con que el presidente recibió la noticia de las renuncias en cadena de todos los ministros y funcionarios que responden a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Todo esto sucedió mientras él encabezaba un acto con empresarios y gobernadores para anunciar la ley de hidrocarburos. Allí desafió a Cristina. A su derecha estaba el ministro de Economía, Martín Guzmán. Una forma tácita de ratificación en su cargo.

Después de una jornada plagada de tensión y rumores de todo tipo, Alberto Fernández se retiró a las 21,30 del miércoles sin definir si acepta o no las renuncias presentadas por los ministros kirchneristas.

Pero el dato llamativo es que desde el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, para abajo, decidieron difundir sus cartas de renuncia en mensajes casi en cadena a periodistas y medios de comunicación, pero no las presentaron formalmente en el sistema on line de firmas de la administración del Gobierno nacional.

Solo dos renuncias fueron oficializadas en el sistema interno de firmas del Gobierno: la del ministro de Medio Ambiente y dirigente camporista, Juan Cabandié, y la del titular de ACUMAR, Martín Sabatella. El resto, por ahora, quedaron en cartas de renuncia difundidas ante la prensa.

Qué pasara con el Gabinete del presidente Alberto Fernández

La incertidumbre sobre qué pasará con el gabinete de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa era una incógnita y se esperan definiciones del Presidente este jueves, en medio de una ola de apoyos de distintos sectores del peronismo que recibió en medio de la crisis de gabinete: desde gobernadores, intendentes, gremios nucleados en la CGT y los movimientos sociales que convocaron para este jueves a la tarde a una movilización en apoyo a Alberto Fernández en la Plaza de Mayo.

La crisis de gabinete terminó poniendo en duda los anuncios económicos que había preparado el gobierno con Alberto Fernández, Santiago Cafiero, Matías Kulfas y Martín Guzmán, para este jueves. Se iba a anunciar medidas económicas para mejorar en el bolsillo de los argentinos, dijeron cerca de Cafiero.

La incertidumbre era total.

Lo único que aseguraban era que “el presidente está firme, en control” de la situación, recibiendo apoyos de la mayoría del peronismo no kirchnerista.

¿Cuál fue la reacción del entorno de Alberto Fernández?

En el entorno de Alberto Fernández se mostraron desbordados buscando apoyos de todo el peronismo ortodoxo. Se hablaba de una “traición” de Cristina y su principal ministro, Wado De Pedro. Es “difícil de volver atrás”, sostenían, porque pusieron en riesgo la gobernabilidad y la autoridad del Presidente.

En las oficinas del Ministerio del Interior, las puertas que suelen permanecer entreabiertas para los eventuales visitantes, permanecieron cerradas con llave desde la presentación de la renuncia del ministro- Tras la de él se sucedieron las de sus pares kirchneristas como el de Justicia, Martín Soria, de Desarrollo Territorial, Jorge Ferraresi, de Cultura, Tristán Bauer,

Los ministros que no presentaron sus renuncias fueron los más cercanos a Alberto Fernández: entre ellos Cafiero, Guzmán, el de Trabajo, Claudio Moroni, de Seguridad, Sabina Frederic, la vicejefa de gabinete, Cecilia Todesca, Matías Kulfas de Desarrollo Productivo.

Tampoco renunciaron los funcionarios que responden a la tercera pata de la alianza de Gobierno, el Frente Renovador del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, entre ellos el titular de Transporte, Alexis Guerrera y la titular de AYSA, Malena Galmarini.

Cuando promediaba la tarde y la tensión crecía en la Casa Rosada, en medio de la incertidumbre por el vacío de poder que generó la renuncia de los funcionarios de Cristina, Alberto trataba de digerir junto a sus funcionarios una salida sin traumas y sostener la institucionalidad.

En ese marco, el Presidente decidió sostener por ahora a todos los ministros, incluso a los que anunciaron públicamente sus renuncias, hasta definir la interna en negociaciones con Massa y con Cristina. Pero ahora sumaría a gobernadores, intendentes y la CGT.

El rol de Sergio Massa en la crisis de Gabinete

Mientras Fernández se reunía con sus ministros más cercanos en su despacho y en los salones aledaños del primer piso de la Casa Rosada, se producían reuniones cruzadas de los funcionarios más cercanos, Alberto recibía llamados de gobernadores, intendentes y de la tercera pata de la alianza de gobierno, Sergio Massa, presidente de la cámara de diputados y tercero en la línea de sucesión presidencial,

Massa reunió a los funcionarios que le responden para sentar posición del Frente Renovador, en la sede de la avenida del Libertador. Allí decidió que ninguno de esos funcionarios presente su renuncia y se puso a disposición para cumplir un rol de “intermediador” en la dura interna entre albertistas y cristinistas.

“El rol que va a tomar es de intermediario entre las partes, conciliar, transmitir paz y tranquilidad para preservar la unidad”, dijeron en el entorno de Massa, quien en medio de la vorágine de renuncias ministeriales, volvió a sonar en los pasillos de la Casa Rosada como posible reemplazante de Cafiero en la jefatura de Gabinete, o como un superministro de Economía que abarque otras áreas, en un eventual acuerdo de gobernabilidad futuro entre Alberto y Cristina.

El único que habló fue el secretario de Relaciones Parlamentarias, Fernando “Chino” Navarro, quien coincidió con el apoyo al presidente y a la institucionalidad que en las redes sociales expresaron pero con mensajes más duros, los ministros de Trabajo, Claudio Moroni y de Seguridad, Sabina Frederic, dos de los más cuestionados por Cristina Kirchner, junto a Martín Guzmán y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.

A esa altura los movimientos sociales salieron una especie de operativo clamor convocando a una marcha en apoyo de la “unidad del Frente de Todos” y del presidente Alberto Fernández como único capaz de representar la unidad del peronismo, era que es el único que tiene la potestad de decidir qué ministros se quedan y quiénes se van.

¿Un golpe de estado blando?

Recién después de ver en los medios el apoyo generalizado al presidente ante el riesgo de crisis institucional, desde el entorno de Cristina Kirchner y La Cámpora difundieron explicaciones off de récord admitiendo que “se les fue la mano” con el operativo de presión al presidente para que agilice cambios de gabinete y lanzaron mensajes conciliatorios, desmintiendo que se trate de un intento de golpe de estado promovido por la vicepresidenta contra el presidente, por oponerse a cambiar de ministro de economía.

Algunas versiones indicaban que la pelea que tuvieron la noche del martes Cristina y Alberto en Olivos fue porque la vicepresidenta le pidió las cabezas de 4 ministros. El presidente se habría negado a entregarlos.

Durante la tarde de ayer, fuentes parlamentarias cercanas a Cristina difundieron que la vicepresidenta llamó por teléfono al ministro de Economía, Martín Guzmán, en una especie de intento de reconciliación y aclarar que nunca había pedido su renuncia, sino cambios en el plan económico y en el presupuesto 2022 que Guzmán tenía previsto enviar al Congreso este miércoles antes de la medianoche.

Entre las medidas que iba a anunciar el Gobierno en un acto en Casa Rosada era el adelantamiento a la convocatoria del Consejo del Saladio Mínimo Vital y Móvil para la semana próxima.

¿El dilema de Alberto y Cristina: moderación como en 2019 o kirchnerismo duro?

Como en capítulos de una serie de Netflix, la presión kirchnerista sobre Alberto Fernández fue subiendo de tono cuando desde el entorno presidencial plantearon como estrategia deskirchnerizar la campaña para remontar la derrota en las elecciones legislativas de noviembre.

Pero la crisis política interna del Frente de Todos fue tomando tal magnitud que nadie se sentía seguro en su silla en las últimas horas en la Casa Rosada.

Lo que está en juego en la interna del Frente de Todos, ya no es el equilibrio en el gabinete formado en 2019 con representación proporcional de las tres patas de la alianza sino la propia unidad o la posibilidad de una ruptura entre kirchnerismo duro y el peronismo ortodoxo.

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