Estas son las cosas que tienes que cambiar en tu habitación para poder dormir bien, según los expertos en sueño
Hay elementos en las estancias que pueden perturbar el descanso y que se pueden evitar
Lograr una noche de sueño reparador puede ser un reto. Factores como el estrés laboral, las responsabilidades familiares y ciertas condiciones de salud son solo algunos de los obstáculos para un descanso de calidad. Aunque no es posible controlar todos estos elementos, es viable adoptar una serie de hábitos y ajustes en el entorno que pueden hacer la diferencia a la hora de dormir.
El dormitorio es un lugar donde la atmósfera influye directamente en la calidad del descanso. Para crear un espacio propicio, mantener la habitación fresca, oscura y en silencio es clave. La luz durante la noche, ya sea de dispositivos electrónicos o iluminación exterior, puede interferir en el sueño. En este sentido, el uso de cortinas oscuras o incluso tapones para los oídos y ventiladores son herramientas útiles para ajustar el entorno a las necesidades personales.
Además de la oscuridad, los expertos en diseño y bienestar recomiendan prestar atención al color de las paredes del dormitorio. Tonos suaves y neutros, como el azul claro, el beige o los pasteles, generan una atmósfera relajante, ideal para el descanso. Un estudio de la National Sleep Foundation sugiere que el color azul es particularmente efectivo para promover la calma y reducir el estrés, mientras que colores más intensos como el rojo o el negro pueden ser demasiado estimulantes, lo que resulta contraproducente en un espacio destinado al descanso.
La iluminación también juega un papel fundamental. Las luces cálidas son ideales para crear un ambiente acogedor y evitar la alteración del ritmo circadiano natural del cuerpo, que es crucial para el ciclo de sueño. Las lámparas con reguladores de intensidad son una opción práctica para adaptar la luminosidad según la hora, promoviendo así un ambiente que facilite el proceso de ir a la cama. El uso de dispositivos electrónicos, como teléfonos y tabletas, puede entorpecer la conciliación del sueño. La luz emitida por las pantallas estimula al cerebro, haciendo más difícil relajarse. Es recomendable establecer una “zona libre de pantallas” al menos una hora antes de acostarse, sustituyéndolas por actividades relajantes como leer un libro o practicar técnicas de relajación.
Otra sugerencia para promover un descanso reparador es realizar actividades tranquilas antes de dormir. Un baño caliente, ejercicios de respiración o incluso una breve sesión de meditación pueden ayudar a reducir la tensión y a predisponer al cuerpo para el descanso. De igual manera, es importante asegurarse de que el espacio esté libre de olores desagradables, como el humo de cigarro, comida o ropa sucia, ya que, mientras dormimos, el cerebro se vuelve más sensible a los olores, lo que podría dificultar el sueño.
Los pensamientos recurrentes o preocupaciones suelen ser un factor importante en el insomnio. Para evitar que las preocupaciones interfieran, una técnica útil es escribir en un cuaderno los temas pendientes o que generen ansiedad antes de acostarse. Este hábito puede ayudar a “dejar de lado” las preocupaciones hasta el día siguiente. Además, incorporar ejercicios de meditación y prácticas de organización puede ser útil para reducir el estrés a largo plazo, facilitando una mayor paz mental al final del día. Si, a pesar de estos ajustes, las dificultades para dormir persisten, es recomendable consultar a un profesional de la salud. Tratar posibles causas médicas subyacentes es esencial para poder disfrutar de un sueño reparador.