Bariloche

Un sacerdote condenado por el abuso sexual de una menor imparte misa en Bariloche

Historia de Juan Carlos Jalil

“Hagan como yo he hecho con ustedes”. Es jueves santo y de rodillas junto a un niño monaguillo que lo asiste, el padre Carlos Gabriel Bareuther lava en una palangana de plástico azul los pies de los feligreses del Alto de Bariloche. El ritual simboliza la vocación de servicio y humildad; y su sotana blanca, la pureza del alma.

Hace sólo siete meses, “petrificado, con las manos entrelazadas y la mirada clavada en el piso” -según cronistas que cubrieron el juicio- el sacerdote oyó en La Plata su condena: tres años de prisión de ejecución condicional más costas por el delito de abuso sexual simple agravado por su condición de ministro de culto.

El caso tomó trascendencia pública en 2018, por una manifestación que encabezaron las y los alumnos del Colegio Santa María de Cañuelas, provincia de Buenos Aires, cuando Rosario, de 14 años, denunció que el “Padre Carlos” la había abusado dentro de la institución educativa. Luego, los padres de la menor se encargaron de que el caso tuviera repercusión en medios nacionales.

“Se sentó al lado mío, me di cuenta de que estaba más en mi silla que en la de él. Me acuerdo que decía que quería ser mi amigo y demostrarme su amor. Yo seguí llorando. Él se levantó y me abrazó. Yo traté de sacármelo de encima y él presionó. Bajó la mano a la parte baja de mi espalda. El abrazo fue por arriba de la ropa. Cuando bajó la mano, sentí que me tocó mis partes íntimas por atrás. Sentí un beso en el cuello. Lloraba muchísimo hasta que logré sacármelo de encima. Me dijo que no dijera nada porque iba a salir perdiendo yo. Ahí salí corriendo, me lavé la cara y entré al salón. Mis compañeros me preguntaron qué había pasado. No dije nada”.

Rosario declaró en el juicio oral y público. El sacerdote reconoció la existencia de los abrazos en la oficina donde se reunía en forma privada, pero les otorgó un carácter afectuoso, no sexual. “Creo en el servicio y por eso elegí ser sacerdote salesiano; creo en la justicia y por eso nunca me manifesté públicamente en estos años. Elijo creer que la verdad va a salir a la luz”, expresó en su alegato final.

En agosto de 2023, el Juez Hernán J. Decastelli dio por probados los tocamientos en perjuicio de Rosario y decidió desestimar una segunda denuncia de abuso presentada por otra alumna, Priscila, por no contar con suficientes elementos de valoración. La condena se fijó en la mitad de lo requerido por la familia y de ejecución condicional. Se atenuó por la falta de antecedentes, aunque incluyó la imposición de reglas de conducta al cura: fijar domicilio y someterse al cuidado del Patronato de Liberados, debiendo presentarse en forma bimestral en la delegación que corresponda; abstenerse de tener contacto con la víctima; y someterse a una extracción de muestras de ADN para el Registro Nacional de Datos Genéticos vinculado a los delitos contra la integridad sexual.

“La justicia se ha expedido: es culpable. Está probado. Quiero transmitirles que siempre escuchen a sus hijas, que las observen, que las acompañen y que por sobre todas las cosas, jamás duden de ellas. Creamos en nuestras niñas para que no sea demasiado tarde”, dijo Patricia Ramírez, la madre de la víctima, en una carta abierta a la Comunidad de Cañuelas.

Bareuther apeló.

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La Parroquia San Cayetano se encuentra en la ladera sur del Cerro Otto, en una de las zonas más vulnerables de Bariloche, porque es precisamente en los más necesitados, y particularmente en los jóvenes, donde la congregación busca predicar lo que llaman “el carisma salesiano de Don Bosco”.

Puerta doble de madera con vidrios repartidos, piso de cerámicos de diferentes colores entre el hall y el salón, y machimbre hasta la mitad de sus paredes para tapar los rastros de humedad en una zona que suele ser azotada por las nevadas, frío, pies mojados y complicación.

No hay mármol o altar grandilocuente. La misa no se da desde un púlpito elevado, sino desde una mesa ubicada al centro del salón, con los bancos en semicírculo alrededor.

Acuden a sus servicios religiosos familias de toda esa zona populosa, donde la parroquia convive con templos de otros cultos, que se multiplican en imponentes construcciones o minúsculas y endebles casillas de madera cantonera y placas de OSB, más a tono con el entorno.

El cirio pascual se consume sobre un rollizo de ciprés barnizado y la Biblia muestra la lectura del día apoyada en otro tronco similar, pero cortado en el extremo superior a 45 grados: un atril modesto, fabricado con materiales del entorno, el mismo que muchos de los feligreses utilizan en sus salamandras para calentar el hogar. Desde allí, el Padre Bareuther, a 1.515 kilómetros de Rosario, lee “la palabra del Señor”.

Bareuther es un hombre robusto y joven, aunque sus canas precoces y la inminente calvicie en la parte posterior de la cabeza engañan. Cuando lo denunciaron hace seis años, tenía 47 y unos 17 años de sacerdocio. Entre 2012 y 2016 formó parte de la Parroquia San Juan Evangelista de La Boca, luego estuvo a cargo de la Parroquia Santa Catalina de Alejandría y del colegio homónimo de San Telmo hasta febrero de 2018, cuando el Obispado de Laferrere le asignó tareas en el Colegio Santa María de Cañuelas, donde fue denunciado por las dos jóvenes. Fue apartado de esa función durante los cinco años que duró la causa judicial. Permaneció en la Casa del Buen Pastor de Isidro Casanova.

Una vez condenado por abuso de menores, el 26 de febrero último fue trasladado a Bariloche, donde oficia misa ante feligreses que, en su mayoría, ignoran estos antecedentes.

“Es la primera vez que un periodista me llama para conocer mi versión”, aseguró ante la requisitoria de este medio, pero se negó a brindar la entrevista por instrucción de su abogado.

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El Obispo de la Diócesis de Bariloche, Juan Carlos Ares, resopla incómodo y piensa cada palabra a responder. “Tema difícil”, concede antes de iniciar la entrevista.

Ares convalidó el traslado de Bareuther a Bariloche, Diócesis que comanda desde julio de 2023. Explica que el Obispo de Laferrere lo llamó para consultarle si lo aceptaría, le informó el estado de la causa judicial y de la investigación previa de los salesianos, y la necesidad de trasladarlo. “Si lo recibo, yo no le voy a dar ninguna tarea pastoral”, afirma que respondió.

- Pero usted sabe que eso no ocurre. Que está dando misa.

- Él no tiene prohibido dar misa. No es párroco, no está a cargo de catequesis. No tiene cargos. Le di las licencias ministeriales, que le otorga poder dar todos los sacramentos pero tiene una restricción: no puede confesar menores, ir a casas de menores, no puede celebrar primeras comuniones. Sí puede celebrar misas donde por supuesto hay menores.

Bareuther tiene licencias, entonces, para confesar mayores, realizar bautismos y casamientos, oficiar misas y ungir a los enfermos, pese a la condena.

- Si bien el fallo no le impide ejercer el sacerdocio, ¿no hay una restricción ética o moral?.

- A ver. Lo que uno hace con la cautelar es la defensa de posibles víctimas, porque si hubo una, puede haber otras. Entonces tengo que preservar eso y al sacerdote.

- ¿No es expulsivo ir a una misa y que quien la oficie tenga una condena por abuso de menores? ¿La gente que va a la parroquia lo sabe?

- Lo entiendo perfectamente. Pero la condena está diciendo “hubo un abuso”, pero como pena no dice que no lo ejerza. Y la Iglesia está diciendo “ejercé, pero no de cualquier manera, y hasta tanto se defina todo”.

El Obispo explica que el principal argumento para que Bariloche haya sido el destino del cura fue que los salesianos no tienen en la ciudad la administración de un colegio, como en muchos otros lugares, por lo que sus tareas serían “de tipo administrativas” en la parroquia San Cayetano y el Hotel Cardenal Cagliero.

La línea es muy delgada y el Obispo lo sabe: en el mismo predio funciona el Centro de Formación Integral Don Bosco y el Colegio Ceferino Namuncurá de la Asociación Damas Salesianas, que realizaba actividades lúdicas y pastorales -como un oratorio- en sinergia con la parroquia. Son cientos de jóvenes, muchos en situación de vulnerabilidad, sin red de contención familiar, sin recursos o derivados de escuelas especiales. Aún así, Ares sostiene que Bareuther “no está con menores. No va al Colegio. Su tarea de lunes a viernes es más que nada administrativa”.

- Y si algún alumno o alumna va a la parroquia…

- Carlos debe abstenerse de recibirlos. Sí señor. Sí señor. El que vela en este caso es el Padre Enrique Lapadula, que es el párroco, y yo, que tengo que ser el garante de que eso se cumpla.

- ¿Las Damas Salesianas manifestaron su acuerdo?

- Vinieron a verme. Tuvimos una reunión el 7 de marzo. Les comenté y por supuesto manifestaron su preocupación. Me dejaron una nota, que también le dejaron al Padre Lapadula, manifestando el desacuerdo por escrito y sugiriendo que no esté allí.

Lo cierto es que, además de manifestar por escrito su oposición, para resguardar al alumnado las Damas Salesianas decidieron suspender actividades pastorales o lúdicas que ofrecían a alumnos y jóvenes del barrio a contraturno, como así también las reservas de espacios en el Cagliero, para prevenir un posible contacto de menores con el sacerdote condenado por abuso.

“Es con gran dolor y frustración que compartimos tan lamentables medidas que nos vemos obligadas a tomar por esta decisión del clero -donde además sentimos que no pueden ver- el gravísimo riesgo que suscita esta situación en nuestras comunidades educativas”, expresaron este viernes 12 de abril en un comunicado a las familias, anticipándose a la toma de estado público ante las consultas realizadas por este medio.

En este contexto, el Obispo sugirió al inspector salesiano Darío Perera, dos alternativas: albergar a Bareuther en la Diócesis o alojarlo en el Hotel Cardenal Cagliero, un edificio paradisíaco con costa de lago ubicado en el km 19, camino al Hotel Llao Llao, que recibe habitualmente contingentes de jóvenes en viajes de estudios o retiros espirituales “No sé si está en evaluación”, admite.

Paradójicamente, la Inspectoría Sur que decidió la presencia en El Frutillar y en el Cagliero del sacerdote condenado por abuso, ofrece como principal novedad en su página web la descarga del “Protocolo de prevención e Intervención para la protección de niños, niñas y adolescentes de las comunidades educativo pastorales”, que establece principios y pasos a seguir en caso de denuncias de abusos en colegios.

El protocolo advierte que “las muestras de afecto en la tarea educativa son un gran estímulo para niños, niñas y adolescentes, en la medida que respetan la dignidad personal”, para luego enumerar acciones “inaceptables” del adulto, como asumir o tolerar un comportamiento “que pueda ser interpretado como forma de acoso escolar o de abuso”, se involucre “en contactos físicos inadecuados” o enviarlos a “espacios privados de la comunidad religiosa, de educadores o del personal”, entre otros.

“El ‘nunca más’ a la cultura del abuso, así como al sistema de encubrimiento que le permite perpetuarse, exige trabajar entre todos para generar una cultura del cuidado”, convoca.

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En febrero del 2019, el Papa Francisco anunció una “batalla total contra el abuso de menores” para protegerlos de “lobos rapaces” y desde entonces impulsó cambios en el código de derecho canónico bajo el lema “tolerancia cero”.

En Argentina, los datos son alarmantes. En una exhaustiva investigación publicada en 2022 por elDiarioAR, titulada “A 20 años del caso Grassi, 128 miembros de la Iglesia católica fueron denunciados por abuso sexual”, la periodista Mariana García logró cuantificar la problemática: sólo 31 de esas denuncias tuvieron condena judicial. El fallo contra Bareuther fue posterior a la publicación, pero los datos siguen reflejando que la condena es una excepción.

La justicia penal y la canónica manejan distintos tiempos y protocolos. La ordinaria tardó cinco años en decretar que Carlos Bareuther había abusado de Rosario. En un caso con las complejidades propias de un delito sin testigos, porque ocurrió en un ámbito necesariamente privado, sin rastros físicos o biológicos, ya que se denunciaron tocamientos, la contundencia de la declaración de la menor en Cámara Gesell, el sostenimiento de la versión sin fisuras durante todo el proceso y la intervención de profesionales que descartaron fabulación, fueron los puntales de la sentencia.

El abogado de la víctima, Juan Manuel Fontana, confirmó que la defensa del cura apeló el fallo, buscando la absolución. La Cámara de Casación de La Plata revisará en los próximos meses la causa, aunque el abogado se mostró confiado en que se ratifique la condena, entendiendo que fue “muy bien fundada”.

Desde que se presentó la denuncia por abuso contra Bareuther, en 2018, la Iglesia avanzó parcialmente con una investigación preliminar y decidió fijar “una cautelar eclesiástica” que le impide al sacerdote tener contacto con menores. El Obispo Ares comprendió que una posible ratificación de la condena por parte de Casación “aceleraría los procesos” para elevar el caso al Dicasterio de Doctrina para la Fe (en El Vaticano), donde un tribunal eclesiástico podría quitarle los hábitos y excomulgarlo.

Una crisis que golpea a todos en Bariloche

Foto portada : Marcelo Martinez

Hoteles cerrados, calles vacías, éxodo de turistas: la contingencia que atraviesa la ciudad andina no se parece a nada que se haya vivido hasta ahora. Claves para entender el futuro.

POR DANIEL MARZALABRIL 2, 2020 10:22 AM

Garantizar antes que nada la atención de los más vulnerables, organizar paliativos que demandarán una enorme inversión pública, orientar la reinversión del ahorro privado, racionalizar los recursos, prever redes de asistencia extendidos en el tiempo, son algunos de los caminos -parciales e improvisados- que sugieren tanto aquellos que tienen responsabilidades de gobierno como los especialistas en materia económica ante la pandemia del coronavirus.

Unos y otros comparten los vaticinios invariablemente sombríos y el desconcierto ante un cuadro de situación casi imposible de comparar con otras crisis conocidas.

La crisis provocada por la pandemia del coronavirus y la cuarentena masiva y obligatoria comenzó ya a descargar todo su peso en la economía local y la tentación de comparar con otras pruebas similares resulta inútil.

Varios de los consultados recordaron la parálisis que conoció la ciudad en el segundo semestre de 2011, con la erupción del volcán Puyehue-cordón Caulle. Pero subrayaron que esa vez la zona afectada era sólo Bariloche, y a lo sumo la Norpatagonia. De modo que los centros emisores de turismo (por ejemplo) gozaban de buena salud y estaban expectantes por venir y aprovechar las ofertas. Incluso la ayuda del Estado llegó con fluidez porque no tenía “competencia”.

Ahora, en cambio, la depresión económica es nacional y mundial, de modo que desaparecen las tablas a las cuales asirse.

“Esto rompe todos los manuales económicos y sociales. El lío es muy grande y la incertidumbre es atroz”, reconoció sin rodeos el economista Joaquín Escardó, quien actualmente asesora a la cámara de hoteleros y también pasó por la función pública municipal y provincial.

Escardó afirmó que “faltan elementos de análisis” para estimar lo que puede ocurrir en los próximos meses y por dónde pasaría una eventual recuperación. Dijo que en crisis como la del volcán, incendios, hantavirus, falta de nieve u otras, suele quedar una demanda latente, es decir un volumen estable de turistas que eligen Bariloche y si un año vienen pocos, al siguiente el flujo se duplica o casi. “Esta vez va a ser difícil -reflexionó-. ¿Va a venir el que no vino?, ¿va a tener la plata o se comió los ahorros?”

Dijo que “los ingresos de toda la población van a caer, de modo inexorable” y si bien “hay gente que tiene ahorros, va a haber otras prioridades, mucho asistencialismo intrafamiliar” y eso conspirará contra el turismo.

“A pesar de esta complejidad, intento ser optimista -sostuvo Escardó-. Esta crisis va a traer una reconfiguración general en muchos aspectos”.

Aclaró que frente a la magnitud del parate económico “no hay recetas válidas”, pero opinó que “el Estado tiene que salir con emisión monetaria, porque no hay otra. Lo va a hacer Estados Unidos, lo va a hacer Europa, y Argentina también”.

Señaló que esa fórmula de inspiración keinesiana funcionó luego de la guerra mundial “porque había una capacidad productiva ociosa muy fuerte y entonces hacía falta un estímulo de demanda”, pero ahora no ve que esté esa capacidad ociosa “porque muchos rubros cayeron a ‘producción cero’ con la cuarentena, la inmovilidad y los controles”.

Una coincidencia entre los analistas parece ser la importancia del rol del Estado, sobre todo en el sostenimiento de los sueldos del sector público que no están tan atados a los vaivenes de la economía.

Escardó advirtió sin embargo que si la recesión se agudiza y cae la recaudación “llegará un momento en el que va a ser difícil pagar los salarios públicos. Éso va a golpear todavía más al mercadito de la esquina, a toda la rueda que gira a partir de ese dinero”.


Algunos números


 El rol que juega hoy el Estado y el que jugará a futuro, con programas de asistencia directa para la economía informal y los sectores más golpeados concentra buena parte de las miradas.

El colapso de la actividad turística dejará huellas difíciles de medir. Según estadísticas municipales, la facturación global de la economía de Bariloche en 2019 fue de 48.497 millones de pesos. El 69,9% de ese número lo aportan el comercio (48,9%), la gastronomía y la hotelería (el 15,5%), más el transporte y almacenamiento (12,5%).

La recaudación municipal fue el año pasado de 1.515 millones y por coparticipación ingresaron 1.086 millones. Casi el 80% se aplica al pago de sueldos.

Las cifras actualizadas no abundan, pero un estudio de hace cinco años difundido por el propio municipio señalaba que el turismo (que está entre las actividades más golpeadas por la pandemia) aporta el 43,6% del PBG de Bariloche y el 47% del empleo. El sector público (incluida educación, salud y organismos nacionales) emplea a otro 23,5% de la fuerza laboral.

El intendente Gustavo Gennuso admitió que a nivel municipal el pago de salarios está asegurado para este mes y hasta cierto punto el próximo. Lo que pase después dependerá de la asistencia que pueda garantizar la provincia, e indirectamente la Nación. Porque la parálisis económica va a contraer la recaudación y embolsar casi cien millones de pesos mensuales entre tasa de servicios y tasa comercial (como ocurrió en enero, por ejemplo) será una utopía.

Hay un 40% de la economía de Bariloche en negro. Los barrios, los más afectados por la crisis. Foto: Alfredo Leiva
Gennuso dijo que la preocupación central será “cómo pagar los sueldos”, sabe que gobernará en lo inmediato con una caja en rojo, pero no quiso profundizar en el tema.
 “Hoy no tenemos idea de nada -señaló-, vamos a necesitar ayuda y ya conformamos un equipo que trabaja en la planificación de lo que va a venir”. Admitió que el panorama es oscuro porque “la parálisis alcanza a todos”.
Aprobó la forma en que reaccionó el gobierno nacional y las medidas adoptadas para ayudar a la economía informal.

Salvataje necesario

El economista, docente e investigador Roberto Kozulj dijo que “el mayor impacto recae sobre el trabajo poco calificado, la construcción, la reparación, los servicios, el comercio de artículos no esenciales”, que padecen una drástica caída de ingresos.
“El turismo también se ve súper afectado -evaluó-. Y es una actividad empleo/intensiva. La solución no puede ser otra que un rescate por parte del Estado, pero cómo se va a financiar ésto es una gran incógnita, porque los organismos de crédito van a quedar superados y la crisis tiene alcance internacional”.
Sobre ese punto Escardó opinó que “el ahorro privado va a tener que jugar un rol importante. Harán falta estímulos o algún tipo de acuerdo para poner en marcha ese stock, que nadie sabe cuánto es. ¿Cuánto dinero tienen los argentinos en el colchón? Nadie lo sabe porque hay un 40% de economía en negro. Movilizar éso, por ejemplo con un plan de obras, puede ser una solución”.
En relación con el turismo, cree que la salida será dificultosa. “El impacto para Bariloche ya es fuertísimo. La realidad cambia todos los días. No tengo claro cómo va a responder el turismo cuando ésto pase. Pero no veo una recuperación rápida en el número de pasajeros”, sostuvo el especialista.
Agregó sin embargo, que todo se reconfigura con rapidez y es riesgoso recurrir al análisis económico tradicional. A su juicio “para encontrar soluciones va a hacer falta un pensamiento lateral muy potente”.
El desafío para el sector informal
Si hay un sector sin espaldas para darle batalla a la pérdida de ingresos por el coronavirus es el de los trabajadores informales, acostumbrados a vivir “al día”, o a lo sumo a acumular alguna reserva en las temporadas de verano e invierno para llegar como pueden a la siguiente.
Sebastián Terrero, actual coordinador de un programa de comercialización rural y con vasta experiencia en la promoción de la “socioeconomia”, dijo que lo que ve con más preocupación es el mediano plazo, “que en Bariloche va a coincidir con el invierno”. Un período que siempre pone a prueba a los más vulnerables. Para Terrero, “el microproductor, el cuentapropista sin ingresos fijos está indefenso y se pregunta con qué recurso, con qué rebusque va a subsistir. Lo que entra en serio riesgo es la economía familiar”.
En su opinión las primeras medidas de contención que implementó el gobierno nacional como las desgravaciones, el aporte de 10 mil pesos y el congelamiento de alquileres “están bien orientadas”, pero “va a hacer falta una segunda oleada de medidas”. Subrayó que “lo que caracteriza al trabajador informal es que su margen de maniobra es mínimo”.

Un hotel cerrado es algo inédito

Un dato que refleja como ningún otro la gravedad de la situación, la escasez de antecedentes y la magnitud del freno que vive el turismo fue aportado por el economista Joaquín Escardó.
Lo explicó así: “Algo que pocos tienen en cuenta es que algunos hoteles no cierran nunca, están disponibles las 24 horas todo el año. Aun en baja temporada unos pocos pasajeros y algo de personal siempre tienen. El problema que se encontraron en estos días para el cierre total es que no previeron una puerta con cerradura. Nunca la necesitaron. En algunos hoteles vas a encontrar apenas una puerta giratoria en el ingreso, con una simple traba. Entonces tienen que dejar cuidadores. Salvo que reformen la puerta y se pongan con una obra en plena cuarentena. Algo que después tal vez no les sirva nunca más”, dijo el economista ante la consulta de Río Negro.