El futuro de Sergio Massa: despedida a medias
Anunció “el fin de una etapa”, pero se preserva para volver en un mejor momento. CFK, Kicillof y la pelea por liderar el peronismo.
El temprano reconocimiento de la derrota de Sergio Massa dejó en segundo plano un fuerte mensaje que el ministro dio durante su discurso: anunció su retiro. “Por último, quiero contarles, desde lo personal, que hoy termina una etapa en mi vida política”, dijo. Y avisó: “Seguramente la vida me depare otras tareas y otras responsabilidades. Pero siempre van a contar conmigo”.
El anuncio, en medio de un momento de sorpresa y congoja, no fue improvisado. Massa venía hablando con sus hijos del tema hacía tiempo. Fue Tomás, el menor, el que le pidió que dejara su tarea pública. “Tengo una presión familiar por hacer cosas menos expuestas”, había confesado Massa en un streaming durante la campaña. “Y ahí estamos, con el compromiso de mirar la cosa más de afuera”. La derrota apuró esa decisión.
De todas maneras, nadie en el peronismo se anima a afirmar que, tras terminar su gestión en el ministerio de Economía, Massa pase a la esfera privada. “Acá nadie se retira del todo”, dice entre risas un dirigente peronista. Y la señala, por caso, a Elisa Carrió, que anunció su jubilación para volver años después porque la Patria se lo demandaba. El de Tigre, creen, podría correrse sólo para tomar aire.
Dudas.
Los cortocircuitos de Massa y sus hijos por la política fueron varios. Según contó “Toto”, el menor, el primer episodio de fuertes cruces familiares ocurrió en agosto del 2022, cuando asumió como ministro de Economía. Hubo una discusión, que el dirigente describió como un “combate fuerte”. “Te veo siempre cansado y con ojeras. Tengo 17 años y siempre fue lo mismo”, le reprochó Tomás.
El segundo cruce sucedió cuando Massa se impuso como el candidato único del peronismo. “Mis hijos no querían”, reveló Malena Galmarini en una entrevista. El padre les pidió una chance más. Esa posibilidad fue sepultada por el triunfo de Javier Milei.
La frustración fue tal, que la primera reacción de Massa consistió en soltar todo allí mismo, esa misma noche. Amagó con pedir licencia y delegarle el ministerio a su equipo, Y responsabilizó a su contrincante por lo que podía venir en el plano económico. Ni una, ni otra. Tras las críticas a ambas declaraciones, el lunes se reunió en Tigre con su gabinete y anunciaron la continuidad.
Más allá de su discusión intrafamiliar, son muchos los dirigentes peronistas que le reconocen al ministro haber llegado hasta la instancia de la segunda vuelta aún con una profunda crisis económica. Y entienden que pronto, cuando pase la tormenta de la elección, se empezará a debatir el futuro del PJ. Tiene un sello propio, una buena representación en el Congreso, apenas 51 años y en el medio habrá un justicialismo acéfalo. Aún tras la derrota, Massa tiene terreno fértil para crecer.
Por su parte, Cristina Kirchner, quien también vuelve al llano, asegura que no se va a jubilar. Advirtió que continuará militando, “como hice toda mi vida desde joven”, aclara. “Desacostumbrémonos de que sólo con un cargo se puede hacer política. Y mucho menos en el peronismo”, dijo durante la campaña. Pero quien quiso ponerle un freno fue Aníbal Fernández: cuando le preguntaron por el futuro de la vicepresidenta, protestó. “Eso ya es prehistoria. Ni historia, les diría”, sentenció.
En algo coinciden Massa y Cristina. Pidieron una renovación generacional que los sustituya para las próximas elecciones. De no aparecer el recambio, estarán listos para volver al ruedo.
Llano.
Por lo pronto, sin cargos públicos, uno de los frentes más importantes que Massa deberá afrontar es el judicial, tarea a la que Cristina está más acostumbrada. El ministro de Economía fue demandado por lo que la oposición denominó el “plan platita”, y hay otra causa de trascendencia que también lo salpica, el caso de “Chocolate” Rigau.
María Eugenia Talerico, dirigente del PRO, presiona para que avance la presentación judicial que realizó junto al abogado Daniel Sabsay. “Espero que Sergio Massa finalmente sea investigado por la Justicia penal”, dijo tras la derrota. Para la ex vice de la UIF, el ministro “malgastó 3 puntos del PBI, equivalentes a 15 mil millones de dólares, en su campaña electoral en un momento crítico del país, donde ese derroche agrava la situación de nuestra población en medio de una profunda crisis económica”.
Esa denuncia no preocupa demasiado en el entorno de Massa. Es que las decisiones políticas difícilmente son judicializables. Sin embargo, el expediente que avanza sobre “Chocolate” Rigau golpea la puerta de su despacho. Por ahora escaló hasta la detención de Claudio y Facundo Albini, empleados de la Legislatura, encargados de recaudar los 27 millones de pesos al mes que se extraían de 80 tarjetas de débito. El problema para Massa es que los Albini responderían, según surge del peritaje de su celular, a un histórico soldado suyo, Rubén Eslaiman, el vicepresidente de la Cámara de Diputados provincial. Y los detenidos estarían dispuestos a hablar.
En ese contexto, Massa evalúa sus oportunidades de cara al futuro. Deberá enfrentarse a una máxima del peronismo que indica que no se perdonan las derrotas, aún cuando el contexto de campaña era muy desfavorable. Por eso, en el plan de reconstruir su futuro político, el ex candidato arranca en desventaja frente a Axel Kicillof y otros gobernadores del interior.
Pero el ministro ya demostró capacidad de resiliencia. No se olvida de que Néstor Kirchner vaticinó, allá por el 2008, su suerte política: “Vos vas a llegar”, le señaló tras invitarlo a sentarse un momento en el Sillón de Rivadavia. Cuando asuma la fuerte derrota, en medio de un retiro a medias exigido por su familia, volverá a trabajar por su objetivo.