Guerra comercial con China: Donald Trump busca tranquilizar a los productores agropecuarios

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A 18 meses de las presidenciales, apunta a seducir al sector de su electorado que más está sufriendo los aranceles. 

En tiempos de guerra, hay que seducir a los aliados. Esa parece ser la táctica de Donald Trump, quien en las últimas horas hizo declaraciones buscando tranquilizar a los grandes exportadores de cerdo y soja, los productores estadounidenses que están en la primera línea de batalla de la guerra comercial entre Estados Unidos y China.

La agricultura estadounidense exporta mucho. Y el mundo rural, que en términos generales es considerado como un baluarte para el presidente, es desde el año pasado el blanco preferido de represalias, no solo de parte de Beijing, sino también de la Unión Europea, Canadá y México.

Por ahora, muchos productores se mantienen fieles a Trump pero “otros no están tan seguros”, de acuerdo a declaraciones hechas a la agencia AFP por William Rodger, vocero de American Farm Bureau Federation, el principal sindicato del agro estadounidense.

“No tenemos cifras concretas que nos digan exactamente cuán fuerte es el apoyo o la oposición, pero nuestra sensación es que la mayoría de los agricultores aún apoyan al presidente, pues adhieren a muchas de sus políticas”, explicó.

Sid Ready, un productor del estado de Nebraska, deplora la guerra comercial pero la entiende. “Pienso que los agricultores son bastante resistentes y debemos tolerar” esta situación “que, a largo plazo, valdrá la pena”, añadió.

Ganancias que caen en picada

Pero Rodger admite que la paciencia de los productores tiene límites, dado que sus ingresos no paran de caer desde hace seis añosdebido a la sobreproducción mundial.

Datos del departamento de Agricultura señalan que los ingresos pasaron de un valor récord de 123.400 millones de dólares en 2013 a 92.000 millones en 2014. El año pasado fueron solo 63.100 millones de dólares.

En momentos en que los agricultores del centro del país tratan de emerger de inundaciones que dañaron sus cosechas o directamente impidieron cultivar, los aranceles no harán nada que los beneficie.

La federación que reúne a los productores de soja (ASA) también apoya “en general los objetivos de la administración” de Trump pero critica sus procedimientos.

Los afiliados de la entidad se dicen “frustrados” por la incapacidad de los negociadores estadounidenses y chinos para alcanzar compromisos, y creen que la tarea que las partes tienen por delante está ahora amenazada.

“Los productores de soja no quieren ser las víctimas colaterales de una interminable guerra comercial”, dijo Davie Stephens, presidente de ASA, e indicó que llevó más de 40 años construir el mercado de la soja en China.

Muchos temen que sus clientes chinos, que compraban un tercio de la soja estadounidense antes del conflicto, se orienten hacia otros productores, especialmente Brasil.

Cuanto más dure el conflicto “será cada vez más difícil que remita”, estimó Stephens.

Si eso no pasa, el gobierno comprará la soja no vendida a China gracias al dinero que le generan los aranceles.

La semana pasada, Trump aludió a la posibilidad de que esos productos adquiridos sean luego distribuidos entre países pobreshaciendo caso omiso a distorsiones comerciales.

Washington considera además otras ayudas a sus productores.

Ya en julio había destinado 12.000 millones de dólares para compensar a los perjudicados por la pérdida de mercados. A través de varios programas, los agricultores estadounidenses reciben unos 20.000 millones dolares anuales de ayuda.

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