Construyeron sus máquinas y a partir de plástico reciclado crearon un producto de diseño único en el mundo
Iñaki Gorostidi y Luciano Caparroz, dos diseñadores industriales cordobeses, se conocieron a través de una comunidad de apasionados por el ambiente y crearon Ecolif.
Una herramienta de código abierto (open source) y el deseo de proteger ambiente conectaron a Iñaki Gorostidi (27) y Luciano Caparroz (36). Los jóvenes cordobeses son fundadores de Ecolif, una empresa reconocida, entre muchos otros logros, por haber creado las primeras medallas y relojes de plástico 100% reciclado en el mundo.
Ambos son diseñadores industriales y fundaron la empresa en 2018, pero fue en 2021 cuando se dieron a conocer en todo el país con dos de sus productos más importantes: los ecolentes y las medallas.
Conciencia ambientalista
Iñaki Gorostidi buscaba la manera de hacer un cambio en la sociedad mucho antes de crear la compañía. En 2017, estaba terminando el segundo año de la carrera en la Universidad Nacional de Córdoba y sus profesores le hablaban con más frecuencia sobre el diseño responsable y la sustentabilidad. También aprendió sobre el triple impacto, un modelo de negocio enfocado en generar beneficios económicos, pero también aportar valor social y ambiental.
Con esos conceptos en mente, Gorostidi investigó en internet y encontró una herramienta de código abierto (gratuita) llamada Precious plastics, creada por un grupo de holandeses. El material incluye videos y tutoriales, más los “diseños de máquinas que replican los procesos industriales, pero a bajo costo”, explicó el joven en diálogo con TN. Como aseguró, las máquinas industriales para romper y moler los plásticos son de distintos tamaños, requieren mucho espacio y son muy costosas, pero con esa herramienta,es posible armarlas con poco presupuesto.
Gorostidi tardó seis meses en armar una trituradora, una extrusora, una compresora y una inyectora. Además de los diseños y tutoriales, la herramienta conecta a las personas de todo el mundo mediante un mapeo. “Así conocí a Luciano, que resultó vivir muy cerca”, recordó.
Luciano Caparroz tenía una academia de inglés y había hecho un concurso de recaudación de tapitas de plástico en el momento en el que Gorostidi lo contactó. Uno tenía el material y el espacio que se convirtió en la planta; el otro, las máquinas, y ambos tenían el deseo de comenzar un emprendimiento ambiental, pero desconocían la parte de la venta. Esto lo solucionaron gracias a una incubadora, en este caso, la Cámara de Industriales Metalúrgicos y Componentes de Córdoba. Gorostidi y Caparroz presentaron su proyecto y ganaron la asesoría en marketing y parte del financiamiento. La incubadora también los ayudó a encontrar otros medios de financiamiento.
Una compañía consolidada
Después de aprender gran parte de lo necesario para establecer el negocio, avanzaron en la propuesta con la ayuda de una aceleradora, una compañía que ayuda a consolidar a las nuevas compañías. “Pasamos a la fabricación a pequeña escala. Empezamos a hacer máquinas para otros que no sabían cómo armarlas”, apuntó Gorostidi. Al poco tiempo, fueron adquiriendo maquinaria industrial y continuaron con la producción en el local de Luciano.
“El primer producto que hicimos a escala fue un reloj de pulsera para una compañía que hacía relojes de bambú y quiso emigrar. Hicimos todo el proceso de diseño. Pasamos a hacer productos muy simples a hacer productos de gran calidad y 100% de plástico reciclable”, detalló Gorostidi.
Este logro se dio hace tres años, y les permitió conseguir más alianzas, siendo la de la Municipalidad de Córdoba la que les permitiría afianzarse en el mercado llegando a colaborar con marcas de primer nivel tanto nacionales como internacionales. El primer trabajo que les propusieron era la producción de los ecolentes, con el objetivo de regarlos a la comunidad. Con un solo marco, reciclaban cuatro o cinco tapitas, según el tamaño.
A finales de 2021, el municipio les encargó 14.000 medallas de plástico para La Maratón de Córdoba. Como reconoció Gorostidi, las medallas de plástico, las únicas de las que se tenga registro en el mundo, son su “producto estrella”. “Dijimos que sí sin saber el impacto que podía llegar a tener”, reconoció el joven empresario. La noticia sobre las medallas se difundió hasta ser retuiteada por la cuenta de ESPN, lo que les abrió las puertas para otras alianzas con más empresas. “El 50% de lo que fabricamos son medallas. Sostiene a 10 personas en Ecolif gracias al abanico de clientes que confiaron en nosotros”, reveló. Esa “espalda de clientes” les ha permitido mantenerse firmes a pesar de la crisis económica actual.
Otro de sus triunfos lo consiguieron en 2022, cunado ganaron un concurso cuyo objetivo era encontrar la forma de reciclar los vasos de yogur, que siempre se descartaban “porque vienen con aluminio o siempre están sucios”, detalló Gorostidi. Propusieron fabricar un revestimiento cuadrado 30x30 que bautizaron “azuleco”. “Le decimos nuestro proyecto ‘comeplástico’”, aseguró Gorostidi. Con 10 metros cuadrados de azuleco, se reciclan 32 kilos de plástico.
Futuro verde
Actualmente, Ecolif tiene convenios con 45 gobiernos, desde municipios hasta provincias. Para los Juegos Nacionales Evita de este año -el evento es desarrollado por el Ministerio de Deporte y Turismo de la Nación-, la empresa cordobesa fabricó más de 30.000 medallas y 100 trofeos.
También colaboran con distintos emprendimientos, como Fenikks, la empresa de canilleras creada por el rosarino Tomás Machuca.
Su línea de ecoproductos incluye los ecolentes, trofeos, kits geométricos y los azulecos. Son 63 tipos de productos en total. Esto se traduce en enormes cantidades de plástico reciclado. Gorostidi indicó que comenzaron a llevar un registro de lo fabricado y reciclado desde 2022. En ese año, fabricaron 130.000 productos o más, y en lo que va de 2023, fabricaron más de 300.000.
Sumando estos dos años, son más de 430.000 productos, esto es, 12 toneladas de plástico reciclado que equivalen a casi tres millones de tapitas y 455.000 potes de yogur y queso untable. Para ponerlo en una imagen, Gorostidi explicó que esa cantidad puede llenar el edificio de La Casa de Gobierno de Córdoba hasta la mitad. “Evitamos que el plástico termine en un riachuelo, en un basurero o incinerado”, celebró.
En cuanto a las máquinas con las que nació Ecolif, las utilizan para un Ecolab, las llevan a colegios y universidades para mostrar el proceso de reciclaje y crear conciencia. “Nuestro propósito es inspirar a la sociedad”, remarcó el empresario.
TN