Sabrina Larpin tiene 26 años y emprende desde hace cinco años, tras el fallecimiento de su mamá. Asegura que fue su “gran maestra” y que la actividad independiente fue una manera de transitar el duelo por esa pérdida.

“Lo que más me gusta de ser emprendedora es poder transmitir todo lo que aprendí de una gran maestra como fue mi mamá. Es una forma de mantenerla presente, porque a través de la costura siento que nos conectamos”Sabrina Larpin encontró el camino para atravesar un duelo de la mano del emprendedurismo, que hoy es su forma de vida.

Esta joven que reside en Neuquén capital comenzó a emprender, incursionando en el mundo de la costura, meses después que falleció su mamá, en 2019. “Empecé a emprender por ella, me gustaba tanto verla disfrutar de lo que hacía, me inspiraba y me sigue inspirando. No fue por una necesidad económica, siento que inicié ese camino como un proceso para transitar el duelo. Nunca lo hubiese pensado, pero ahí encontré nuestro lugar de conexión”.

Si bien desde el principio se dedicó al rubro textil, su emprendimiento fue mutando hasta llegar a lo que es hoy.

“Comencé fabricando moños para el pelo, los famosos ´scrunchies´, y luego me fui sacando el miedo de hacer otro tipo de producción y me empecé a interiorizar sobre indumentaria femenina realizando tops, vestidos, ropa para salir. Después ofrecí un servicio de arreglo de costuras, continué con trabajos de costura a pedido y a medida, hasta llegar a lo que actualmente me dedico hoy, que es dictar talleres”, relata.

Actualmente ofrece sus talleres al público en general de todas las edades, a quienes les interese conocer un poco más, aprender desde cero o perfeccionarse.

A través de la línea de Inclusión Financiera para las Juventudes del programa Neuquén Financia, impulsado por el gobierno provincial, logró obtener un crédito para comprar maquinarias y reacondicionar el taller de costura, equipándolo para mejorar las prácticas.

El camino no siempre es fácil; explica que tuvo algunas dificultades siendo emprendedora. “Uno de los principales problemas fue valorar mi producto, sentirme segura con lo que estaba haciendo, me costó mucho valorizar mi trabajo. Pensaba si mi producto iba a ser aceptado o no por la gente, uno siempre siente incertidumbre porque de eso depende el sustento económico”.

Y agrega que “emprender me dio siempre mucha libertad en mi vida en general, pero también, y sobre todo al principio, me generaba preocupación hasta que pude entender el circuito, me capacité en educación financiera y sumé herramientas para ir mejorando constantemente”.

Otra cuestión también es encontrar puntos de venta. Sabrina ha participado años anteriores en ferias de emprendedores impulsadas desde la Provincia y en octubre pasado en “Juventudes que Emprenden”, organizada por la subsecretaría de Juventudes del ministerio de Desarrollo Humano, Gobiernos Locales y Mujeres.   

“No es fácil emprender, en mi caso me siento privilegiada de tener padres que siempre fomentaron el emprendedurismo. De alguna manera siento que me lo transmitieron y me apoyaron mucho, eso es muy importante”, destaca.

Quienes quieran conocer más sobre el emprendimiento o contactarse con ella, su perfil de Instagram es El tallercito de Sabri.

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