La CGT pidió un cambio “antes de que sea muy tarde”
Calificó de “contundente” el paro de ayer. Dijo que el programa económico fracasó y advirtió que sin un giro “no habrá tregua”.
Un “plan B” y cambio de rumbo económico. Fue la demanda del triunvirato de la CGT al gobierno en el balance del cuarto paro general contra el gobierno del Mauricio Macri. En Buenos Aires, hubo marchas aisladas y piquetes en los principales accesos a la ciudad. La medida se sintió fuerte, como es habitual, con la masiva adhesión de los gremios del transporte.
“Si no hay plan B, tampoco habrá tregua con el movimiento sindical argentino”, dijo ayer Juan Carlos Schmid, uno de los secretarios generales de la central peronista en una rueda de prensa en la histórica sede de la calle Azopardo. Schmid reclamó al presidente Macri que “busque una salida al laberinto antes de que sea demasiado tarde”. Para su colega Héctor Daer, de Sanidad, “el paro fue contundente”.
El impacto del paro se vio desplazado temprano por la noticia de la inesperada renuncia del presidente del Banco Central, Luis Caputo, en plena negociación con el Fondo Monetario y mientras el presidente buscaba apoyos en los Estados Unidos.
Los gremios no obviaron ese dato. Schmid dijo que la salida de Caputo del Central refleja las “tensiones internas que tiene el elenco gubernamental”. “No estamos frente al mejor equipo de los últimos 50 años, sino ante la manifiesta incapacidad de asumir una crisis descomunal, que se trasladó a lo político y se agrava arriesgadamente en el plano social”, dijo Schmid, del gremio de Dragado y Balizamiento.
La interna en el gobierno de la que habló Schmid es tan elocuente como la del propio sindicalismo. Más temprano, los gremios disidentes organizados en torno a Hugo Moyano, hicieron su propia evaluación del paro en la sede del gremio de Camioneros. “Es el pueblo el que está diciendo ‘basta, señor presidente’”, dijo allí Moyano. Fue duro con Macri: dijo que habían sido una “humillación” y calificó de “vergonzosas y lamentables” las imágenes que lo habían mostrado la noche del lunes en una cena de gala en el Atlantic Council de Nueva York, que lo distinguió con un premio. Allí, el presidente bailó sobre un escenario con una dirigente del consejo.
El moyanismo se había movilizado también ese día en adhesión al paro y marcha de las dos CTA, en lo que fue la presentación en la calle del Frente Sindical para el Modelo Nacional, integrado por Camioneros, los metalúrgicos de Ricardo Pignanelli y los bancarios de Sergio Palazzo, también líder de la Corriente Federal, entre otros 70 gremios.
Desde ese sector combativo de los gremios peronistas ya se trazó un camino de protesta. Se anunció una movilización para el 20 de octubre a la basílica de Luján con respaldo de la Iglesia con la consigna “Paz, Pan y Trabajo”.
En ese espacio también se habló de la renuncia de Caputo, que fue interpretada como una señal de debilidad. Acaso lo sea. Pablo Moyano dijo que respondía a “un mandamiento” del Fondo Monetario Internacional y el bancario Palazzo la comparó con la salida de su antecesor, Federico Sturzenegger: “no importan los nombres, lo que importa es que no cambian las políticas”.
A poco de cumplirse tres años de gestión de Macri, la frecuencia de paros nacionales contra el gobierno se aceleró. Se cumplieron apenas tres meses de la última medida, convocada en junio a poco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (ver infografía). La crisis cambiaria y su impacto en la economía real llegó a la calle para quedarse. Dominado por la negociación con el Fondo Monetario, el gobierno parece ajeno a esta dinámica.